domingo, 4 de diciembre de 2011

LA AMISTAD SEGÚN SAINT DE EXUPERY

También somos responsables del trato, fidelidad y afecto a nuestros amigos... En una época en la que tan fácilmente se emplea y abusa del término "amistad" no viene mal reflexionar un poco sobre ello. Y quiero hacerlo apoyándome en un gran escritor.


Quizás la más hermosa obra publicada por Saint de Exupery sea su "CARTA A UN REHÉN", el emotivo ensayo que escribió en 1943 pensando en su viejo amigo León Werth (en la foto de abajo, posando con barba y pipa).

En aquella época León estaba ocultó de los nazis en la Francia de Vichy, pues era judío y su vida, como la de tantos otros miles, peligraba. Saint de Exupery vivía exiliado en Nueva York y sentía una enorme impotencia al no poder hacer nada más por su país y sus viejos amigos. En esta carta, Saint de Exupery reflexiona acerca del valor de la amistad que el disecciona maravillosamente al describir un tranquilo desayuno con su amigo León, a orillas del Saona... (Capítulo III). Es imposible no leer ese famoso párrafo y no evocar algún momento en nuestras vidas en el que sentimos algo parecido. El mérito de Saint de Exupery es haber sabido expresar con palabras tan sencillas como hermosas algo tan complejo como la amistad.

Poco tiempo después, Saint de Exupery  -que siempre fue un hombre de acción- lograría su anhelo de coherencia (hacer lo que decía) y a pesar de su edad consiguió autorización para luchar contra los nazis. Desapareció en combate en el cielo de Marsella el 31 de julio de 1944. Su cuerpo nunca ha podido ser encontrado, aunque los restos de su avión si pudieron ser fortuitamente rescatados hace unos años por un pescador marsellés. Nos dejó, sin embargo, un puñado de excelentes libros (especialmente relevante su última e inacabada obra: "Ciudadela") y un ejemplo de coherencia ética en una época de terror en la que no era nada sencillo mantenerse fiel a unos principios.

"CARTA A UN REHEN" (también conocida como "Carta a un amigo") es, sin duda, un hermoso canto a la amistad, rebosante de lirismo y belleza formal (los extractos que aquí recojo son prueba de ello). En mi opinión esta obra supera incluso al conocido ensayo de Séneca "Sobre la amistad", pues destila sinceridad por todos sus poros.

Su amigo León Werh es, por cierto, el mismo León a quien Exupery dedicara años antes "El Principito" con aquella dedicatoria que el niño que una vez fuimos jamás olvidará:

"A León, cuando era niño".

Reproduzco unos extractos de su maravillosa CARTA A UN REHEN, pues ¿que mejor manera de empezar el 2012 que queriendo a nuestros amigos?

Capitulo II.

" (...) Quien esta noche me obsesiona la memoria tiene cincuenta años. Está enfermo. Y es judío. ¿Cómo sobrevivirá al terror alemán? Para imaginarme que todavía respira tengo que creer que, refugiado en secreto por la hermosa muralla de silencio de los campesinos de su aldea, el invasor lo ha ignorado. Solamente entonces creo que todavía vive. Solamente entonces deambular a lo lejos en el imperio de su amistad —que no tiene fronteras— me permite no sentirme emigrante, sino viajero. Pues el desierto no está allí donde uno cree"

Capitulo III

Era un día antes de la guerra, a orillas del Saona, cerca de Tournus. Habíamos elegido para almorzar un restaurante cuyo balcón de tablas dominaba el río. Acodados sobre una mesa sen- cilla, que algunos clientes habían grabado a cuchillo, habíamos pedido dos Pernods. Tu médico te prohibía el alcohol, pero hacías trampa en las grandes ocasiones. Y aquella era una gran ocasión.

No sabíamos por qué, pero así era. Lo que nos alegraba era algo más impalpable que la calidad de la luz. Por eso te habías decidi- do por el Pernod de las grandes ocasiones. Y como dos marineros descargaban una chalana a dos pasos de nosotros invitamos a los marineros. Los habíamos llamado desde lo alto del balcón. Y vinieron. Vinieron con toda sencillez. Tan natural habíamos encontrado el invitar a camaradas, a causa, quizás, de aquella fiesta invisible en nosotros. ¡Era tan evidente que responderían al signo! ¡Brindamos, pues!

El sol era agradable. Su tierna miel bañaba los álamos de la margen opuesta y la llanura casi hasta el horizonte. Estábamos, siempre sin saber por qué, cada vez más contentos. Nos tranquilizaba que el sol brillara, que el río corriera, que la comida fuera comida, que los marineros hubieran respondido al llamado, que la sirvienta nos sirviera con una suerte de gentileza dichosa como si presidiera una fiesta eterna. Estábamos completamente en paz, bien afincados, al abrigo del desorden, en una civilización defnitiva. Saboreábamos una suerte de estado perfecto en el que, colmados todos los deseos, no teníamos ya nada que contarnos. Nos sentíamos puros, rectos, luminosos e indulgentes. No hubiésemos sabido decir cuál verdad se nos aparecía con tanta evidencia, pero el sentimiento que nos dominaba era, sin duda alguna, el de la certidumbre, el de una certidumbre casi orgullosa.

De aquel modo el universo probaba su voluntad a través de nosotros. La condensación de las nebulosas, el endurecimiento de los planetas, la formación de las primeras amebas, el trabajo gigantesco de la vida que encaminó la ameba hasta llegar al hombre, todo, todo había convergido felizmente para desembocar, a través de nosotros, en aquella cualidad del placer. Como resultado no estaba mal.

Capitulo V

¿Es esta cualidad de la alegría el fruto más precioso de esta ci- vilización que es la nuestra? Una tiranía totalitaria podría satisfacernos, es verdad, en nuestras necesidades materiales. Pero no somos ganado para engordar. La prosperidad y el confort no podrían bastar para colmarnos. Para nosotros, que nos educamos en el culto del respeto por el hombre, pesan gravemente los simples encuentros que tienen lugar a veces, en fiestas maravillosas…


¡Respeto por el hombre! ¡Respeto por el hombre!… ¡He allí la piedra de toque! Cuando el nazi respeta exclusivamente lo que se le asemeja, sólo se respeta a si mismo. Rechaza las contradicciones creadoras, arruina toda esperanza de ascenso, y funda por mil años, en el lugar del hombre, el robot de un termitero. El orden por el orden castra al hombre de su poder esencial, el de transformar tanto al mundo como a sí mismo. La vida crea al orden, pero el orden no crea a la vida.

Capitulo VI

Por esta razón, amigo mío, tengo tanta necesidad de tu amistad. Tengo sed de un compañero que respete en mí, por encima de los litigios de la razón, el peregrino de aquel fuego. A veces tengo necesidad de gustar por adelantado el calor prometido, y descansar, más allá de mi mismo, en esa cita que será la nuestra.


¡Estoy tan cansado de polémicas, de exclusividades, de fanatismos! En tu casa puedo entrar sin vestirme con un uniforme, sin someterme a la recitación de un Corán, sin renunciar a nada de mi patria interior. Junto a ti no tengo ya que disculparme, no tengo que defenderme, no tengo que probar nada. Como en Tournus, hallo la paz. Mas allá de mis palabras torpes, mas allá de los razonamientos que me pueden engañar, tú consideras en mi simplemente al Hombre, tú honras en mí al embajador de creencias, de costumbre, de amores particulares. Si difiero de ti, lejos de menoscabarte, te engrandezco. Me interrogas como se interroga al viajero.

Yo, que como todos, experimento la necesidad de ser reconocido, me siento puro en ti y voy hacia ti. Tengo necesidad de ir allí donde soy puro. Jamás han sido mis fórmulas ni mis andanzas las que te informaron acerca de lo que soy, sino que la aceptación de quien soy te ha hecho, necesariamente, indulgente para con esas andanzas y esas fórmulas. Te estoy agradecido por que me recibes tal como soy. ¿Qué he de hacer con un amigo que me juzga? Si recibo a un amigo en mi mesa, le ruego que se siente, si renguea, pero no le pido que baile.

Amigo mío, tengo necesidad de ti como de una cumbre donde se puede respirar. Tengo necesidad de acodarme junto a ti, una ves más a orillas del Saona, sobre la mesa de una pequeña hostería de tablones desunidos, y de invitar allí a dos marineros en cuya compañía brindaremos en la paz de una sonrisa semejante al día.  Si todavía combato, combatiré un poco por ti. Tengo necesidad de ti para creer mejor en el advenimiento de esa sonrisa. Tengo necesidad de ayudarte a vivir (...)

miércoles, 23 de noviembre de 2011

THE END: CINE Y SENTIMIENTOS

Me vienen ahora a la memoria algunos finales de cine, de esos que dejan huella. Momentos breves, habitualmente dentro de grandes películas. Instantes maravillosos que -gracias a la magia conjugada del cine (actores, música, guión…)- lograron hacer llorar o emocionarse e millones de personas. Los momentos que aquí recojo, no son sino una pequeñísima muestra del catálogo infinito de belleza que solo el cine y la sala oscura, llena de corazones que palpitan, puede brindar

LOS CONTRABANDISTAS DE MOONFLEET.

Steward Granger besando en la frente al niño al que ha protegido. El niño duerme y Granger está herido de muerte. Sale de la cabaña en la que el niño duerme plácidamente, confiado en la protección de su héroe. Plano a través de la ventana. Exterior, de día. Granger monta, tambaleante, en un pequeño velero y navega hacia el horizonte (que es la muerte). Música de Miklos Rotzsa. Impresionante. Si uno no llora con esta escena no es digno de llamarse humano.

RAICES PROFUNDAS.

Un final muy similar. Alan Ladd, el duro vaquero que ha protegido a la familia de granjeros, ha matado al malo (Jack palance) pero está herido de muerte. "He de marcharme. No puede uno dejar de ser lo que es; torcer su destino" (minuto 8 del corte). Monta a caballo y se despide del niño. El niño llora, no quiere se marche: "¡Shane, quédate con nosotros!. Shane sabe que no puede quedarse pues la muerte le aguarda y no quiere que el niño lo sepa. Se marcha. El niño corre detrás del caballó, que se perfila empequeñecido ante un hermoso solo crepuscular. "No hay quien te gane a tirar con revolver, Shane ... papa te espera para que le ayudes y mama te aprecia; se que te aprecia ... Shane... ¡Shane, vuelve Shaaaaneee ... Adios Shaaaaaaaaaaaaaneeee...!"


UNA HISTORIA VERDADERA.

Las miradas de los dos viejos hermanos, tras reencontrarse después de más de 40 años sin verse ni hablarse por una pequeña y estúpida pelea familiar. Uno de ellos, al saber que su anciano hermano está enfermo de cáncer, recorre los EE.UU. en un pequeño tractor para reconciliarse. La mirada final del hermano enfermo cuando descubre que su hermano ha recorrido el pais en un pequeño tractor para verle llega a lo más profundo del corazón (y la música de Angelo Badalamenti también). ¿Has venido en eso hasta aqui para verme? Así es, hermano...

LOS PUENTES DE MADISON. La caja con los recuerdos del fotógrafo (Eastwood), abierta tras su muerte. Allí encontrará Francesca los restos del naufragio. Hermosos, impecables como si el tiempo no hubiera podido erosionar el amor de cuatro días. Un poema de Byron, del que solo acierta a leer dos líneas (minuto 5'40 del corte): "Hay un placer en los bosques sin sendero, hay un éxtasis en la orilla solitaria..."

El poema completo de Lord Byron (Las peregrinaciones de Childe Harold) es este:

Hay un placer en los bosques sin senderos,
hay un éxtasis en la costa solitaria,
hay compañía, allí donde nadie se hace presente,
al lado del mar profundo, y música en su rugido:
No amo menos al hombre, sino más a la Naturaleza,
a partir de nuestros encuentros, a los que asisto sigiloso,
a partir de todo lo que puedo ser, o que he visto antes,
para fundirme con el Universo y sentir
lo que nunca puedo expresar aunque me sea imposible ocultar.

Somos libres para elegir nuestro destino y algunas decisiones nos doleran durante toda nuestra vida. Imposible olvidar la voz en off de Francesca: "“haced todo lo que esté en vuestra mano para ser felices en esta vida. Hay tanta belleza ... que Dios os acompañe, hijos míos”

LA VIDA ES BELLA.

El padre va a morir, pero hasta el último minuto trata de que su hijo sea ajeno al horror del nazismo. La vida es bella y, además, un juego.

CRASH.

La escena con la pequeña niña que se lanza a los brazos de su padre (amenazado por un pistolero) al grito de “¡Papa, yo te protejo!” (creyendo que tenía un manto mágico e invisible antibalas)

ESPLENDOR EN LA HIERBA.

El reencuentro de los dos amantes (Warren Beatty y Nathalie Wood), años después de su separación. Ella va a verle a la granja en la que ha averiguado que vive. Se miran. Ella va a hablar, pues es evidente que siguen amandose, pero en ese momento descubre que Warren Beatty está casado y tiene una numerosa prole de niños y gallinas (estamos en la America rural de la Gran Depresión). ¡Que miradas! Y sin embargo, en la escena final una amiga le pregunta a Nathalie Wood ¿Todavía le quieres? ... Ella no responde, pero su mirada preciosa y relajada (¡que ojos los de Nathalie Wood!) nos recuerda en voz en off el poema de Wordsworth que da título a la película: "aunque haya pasado la época del esplendor en la hierba y la gloria en la flor, no lloraremos y encontraremos nuestra fuerza en todo aquello que nos fue arrebatado

ROBIN Y MARIAN.

Sean Connery (Robin) está herido de muerte, tras su combate final con el Sheriff de Nothingham. Audrey Hepburn (Marian) sabe que su hombre va a morir y quiere ahorrarle una larga agonía. Le ofrece una copa de vino, en la que ha vertido un veneno que los matará. Marian realiza una de las más bellas declaraciones de amor de toda la historia del cine: «Te amo. Te amo más que a todo, más que a los niños, más que a los cam­pos que planté con mis manos, más que a la ple­ga­ria de la mañana o que a la paz, más que a nues­tros ali­men­tos. Te amo más que al amor o a la ale­gría o a la vida entera. Te amo más que a Dios».

Robin coloca su añillo de compromiso en una flecha y, postrado en su cama, tensa el arco a duras penas. Sabe que será su último flechazo. Apunta hacia el exterior y dispara. Es en esta escena cuando. Robin entonces se dirige a Little John, que les acompaña: «Donde caiga la fle­cha, John, coló­ca­nos jun­tos y déja­nos allí.» La música de John Barry acompaña una escena bellísima, épica, de una película maravillosa y muy poco conocida. Esta memorable escena final parece tener su ori­gen en un autor poco conocido, y que tam­bién fue uno de los mejo­res ilus­tra­do­res de su época: Howard Pyle, quien en el final de Las aven­tu­ras de Robin Hood narra así su final:

"Luego los dos que­da­ron en silen­cio y el Pequeño John per­ma­ne­ció sen­tado, con la mano de Robin en la suya, mirando a tra­vés de la ven­tana abierta y tra­gán­dose de vez en cuando un nudo que se le for­maba en la gar­ganta. Mien­tras tanto, el sol fue des­cen­diendo len­ta­mente hacia el oeste, hasta que todo el cielo quedó encen­dido en un rojo esplen­dor. Enton­ces Robin Hood, con voz tré­mula y frá­gil, le pidió al Pequeño John que le ayu­dara a incor­po­rarse para poder con­tem­plar una vez más los cam­pos; el valiente pros­crito le levantó los bra­zos y Robin Hood apoyó la cabeza en los hom­bros de su amigo. Miró durante un largo rato, con mirada lenta y con­tem­pla­tiva y derra­mando lágri­mas, que caían sobre su regazo, pues sen­tía que se acer­caba la hora de la des­pe­dida defi­ni­tiva. Enton­ces Robin Hood le pidió que ten­diera por él su arco y esco­giera una buena fle­cha en la aljaba.…

–Pequeño John –dijo–. Que­rido amigo, a quien quiero más que a nadie en el mundo, te ruego que mar­ques el lugar donde caiga esta fle­cha y allí hagas cavar mi tumba. Ente­rradme con el ros­tro hacia el este, Pequeño John, y pro­cu­rad que mi lugar de reposo se man­tenga verde y que mis can­sa­dos hue­sos no sean molestados.

Cuando ter­minó de hablar, se incor­poró de pronto y quedó sen­tado y erguido. Por un momento pare­ció que sus anti­guas fuer­zas vol­vían a él y, tirando de la cuerda hasta la oreja, dis­paró la fle­cha a tra­vés de la ven­tana abierta. Y mien­tras la fle­cha volaba, la mano que sos­te­nía el arco cayó len­ta­mente hasta apo­yarse en las rodi­llas, y todo el cuerpo se des­plomó del mismo modo en los lea­les bra­zos del Pequeño John; algo había salido de aquel cuerpo, en el mismo ins­tante en que la fle­cha salía dis­pa­rada del arco.

Durante varios minu­tos, el Pequeño John per­ma­ne­ció inmó­vil, pero por fin acostó con cui­dado el cuerpo de su amigo, cru­zán­dole las manos sobre le pecho y cubrién­dole el ros­tro, y luego dio media vuelta y salió de la habi­ta­ción sin decir una pala­bra ni hacer sonido alguno"

BIG FISH.

Ese final memorable en el que el hijo descubre durante los últimos minutos de vida de su padre que todas las historias maravillosas e increíbles que su padre le contaba de niño eran … verdaderas. "Lo curioso es que no se ve ninguna triste, porque todos se alegran de verte".

EL HOMBRE ELEFANTE.

Al final John Merrick, viendo que lo trataban como un ser humano, con la dignidad y respeto merecido, hace lo único que le faltaba para ser una persona, y que él no pudo hacer nunca: dormir recostado en una cama. Decide hacerlo aún sabiendo que morirá asfixiado por el gran tamaño de su cabeza…

LA STRADA.

Anthony Quinn vagando por la playa, oteando las estrellas, buscando en el infinito a la perdida Giulietta Massina. Su llanto desesperado final sigue siendo desgarrador.

CAMPEON.

La escena del niño llorando frente a su padre (John Voight, el boxeador que muere luchando por demostrarle a su hijo que es capaz de superarse). Hace muchos años que no he visto la película, pero creo que si volviera a verla esa escena final me dejaría igual de acongojado.

Al indagar algo más sobre esta escena de la película me ha sorprendido la noticia destapada por el profesor de psicología Robert Levenson, de la Universidad de California y su estudiante graduado, James Gross, quienes desde 1988 comenzaron a solicitar recomendaciones de películas con profunda carga emocional, a colegas, críticos de cine, empleados de tiendas de video y los amantes del cine. Esta proeza lo que hacía era comprobar científicamente que escena destapaba mas carga emocional ante los espectadores. Tras años de estudios, confirmaron que la escena con mas carga emocional corresponde a la secuencia final de "Campeón" protagonizada por Jon Voight y Ricky Schroeder. Anteriormente era Bambi la que encabezada dicha tabla, pero al parecer este clip destapa mas rápidamente tristeza.
 
DESCUBRIENDO NUNCA JAMÁS.

Terriblemente emotiva es la escena de Johnny Depp (interpretando a James M. Barry, el autor de Peter Pan) aconsejando al joven Peter tras la muerte de su madre.

La pregunta del pequeño Peter (que yo ya he escuchado a mi propio hijo) es demoledora en su sencillez: "Por que hemos de morir?". Incluyo el vínculo a la hermosa escena en el parque: "Solo hay que creer"
 
¡QUE BELLO ES VIVIR!

La película esta llena de momentos emotivos: Tres secuencias memorables: la primera, cuando se nos hace una presentación "celestial" de George Bailey, desesperado y a punto de intentar suicidarse; la segunda, cuando reconoce al viejo borracho del que todos se rien en el bar, y el tercero cuando llega a casa y se encuentra a todos para ayudarle.

EDUARDO MANOS TIJERAS.

Otra obra maestra del maestro Tim Burton. Su escena final, repleta de serena melancolia es preciosa. "Aun bailo bajo la nieve...".

lunes, 21 de noviembre de 2011

LOBOS CON PIEL DE CORDERO

Hará cosa de un año publique un libro de nazismo, en cuya escritura invertí un tiempo que me permitió conocer las tripas del nazismo y -salvando algunos detalles formales- encontrar ciertas similitudes con el partido de ETA; semejanzas por otra parte bastante obvias:


(1) cuando los nazis no consiguieron tomar el poder con la violencia callejera y terrorista, adoptaron una estrategia de "APARIENCIA DE LEGALIDAD" (básicamente entre 1931 y 1933). Esta vieja táctica - popularizada en 1513 por Maquiavelo con "El Príncipe"- esta muy bien documentada en el ascenso al poder del nazismo y estuvo perfectamente orquestada por un Hitler que tuvo que "escenificar" una moderación y ansias de paz que por supuesto no tenia

(2) Bajo esa apariencia - especialmente útil en Austria en donde los nazis estaban proscritos y en Alemania en donde el NSDAP iba perdiendo fuerza paulatinamente- lograron engañar a la mayoría de partidos políticos y, sin duda a una gran parte de la ciudadanía (aletargada por el paro, el miedo y las ansias de paz a cualquier costa),

(3) En paralelo, los nazis corrompieron y pervirtieron el lenguaje, crearon mitos (ariosofía, sangre y herencia ancestral), inventaron agravios, dominaciones y traiciones (la puñalada por la espalda, la judería internacional, la iglesia...) y forjaron mártires (Horst Wessel). Supieron instrumentalizar sabiamente la prensa, la radio y el cine; ante el silencio de la mayoría que en 1930 todavía no era nazi.

(4) Los nazis jamás tuvieron otro objetivo que la destrucción de un Estado al que odiaban y que sorprendentemente les facilito, sin resistencia, la toma del poder, a pesar de haber publicado sin disimulos, ni eufemismos, cuales eran sus intenciones. Un verdadero suicidio institucional

(5) una vez en el poder, ya conocemos lo que sucedió...

La Historia nunca se repite EXACTAMENTE igual, pero las similitudes en ocasiones abruman y los errores recurrentes avergüenzan tanto como enojan.

lunes, 14 de noviembre de 2011

SOBRE DEMOCRACIA REAL (POR MIGUEL ANGEL FRAILE NIETO)

Las coicidencias argumentales no suelen ser muy frecuentes, por eso cuando se producen, provocan el enorme consuelo de no estar solos.El artículo de Fernando "Democracia Real Ya y Agitprop" es un buen ejemplo.

Hace tiempo que el profesor Sartori destacó que el fenómeno más significativo del siglo XX había sido la conquista y la consolidación de las democracias representativas. Ahora, nos enfrentamos de nuevo ante movimientos abruptamente totalitarios. La petición de ¡democria real ya ! espoleados por el insensato de Hessel, llamando a los jóvenes a una toma de participación activa en el proceso de toma de decisiones, ha acabado en una charlotada de una indigencia intelectual notable. Vamos por partes:

a) ¿Democracia real?

Este tipo de afirmaciones parten de la premisa de que, hoy por hoy, no vivimos en una democracia y por ello la reclaman. Bien. ¿Sobre que postulados se va a construir esa democracia? ¿Qué instituciones ? ¿Quién garantiza los derechos políticos esenciales? De todo eso y de mucho más, nada dicen, solo esgrimen antorchas revolucionarias que piden el fin de un sistema democrático que dicen que no representa a la propia democracia. La falta de ideas es tal que no creo que deba aburrir más con este punto. Solo concluyo recordando a que la democracia real eran el modo en el que se autodenominaban los regímenes comunistas. La frase democracia real, es juego vacío de palabras. Marx al ser preguntado por si el socialismo lograría los más nobles ideales, respondía que: "El estado de naturaleza es la naturaleza del estado ".¡¡ Terrible !!.

b) Superación de las instituciones
 
Es decir, fin de los mecanismos de control y supervisión del poder y control asambleario al abrigo de una tienda de campaña y una botella de ron... Todo es tan patético que no creo que merezca argumentar ni una sola refexión contra los que frente al imperio de la Ley pretenden imponer una sarta de insensateces sin tino.
 
¡¡Cambio del sistema Electoral !!. Estando de acuerdo en el postulado, los que creemos que una democracia es un régimen de opinión pública y de pluralidad de partidos que garantizan la alternancia en el poder, creemos que una Ley Electoral puede ser cambiada por las fuerzas políticas reunídas en las Cortes. Pero,el movimiento democracia real, no cree en las institucines, así que ¿cómo y quién modificará para ellos la Ley Electoral ?
 
Concluyo con una cita de Popper: "La toma de conciencia de que siempre tendremos que vivir en una sociedad imperfecta, deviene del hecho, no solo de que hasta las buenas personas son imperfectas, sino también del hecho de que siempre existirán una irresoluble pugna de valores, que son insolubles porque los principios morales pueden estar en conflicto"

martes, 8 de noviembre de 2011

EL GRAN ROBERT GRAVES Y EL HUMOR BRITÁNICO

Para endulzar un poco estos dias insulsos, repletos de trivilalidades y mentes "light", recuerdo una anécdota sensacional que leí a Robert Graves hace muchos años en su novela de cuentos cortos “Un brindis por Ava Gardner y otros relatos”.

En los años 20 un grupo de aristócratas e intelectuales se reúnen en un castillo inglés para celebrar un partido de tenis. El campeón obtendrá un trofeo. Sin embargo, una vez reunidos, empieza a llover haciendo imposible el partido. Cambian de planes. Ganará la copa quien cuente la historia más maravillosa, la aventura más extraordinaria…

Estaban allí congregados famosos exploradores, nobles de rancio abolengo, escritores brillantes y ... un modesto funcionario. El pobre hombre iba escuchando, abrumado, las increíbles historias que narraban sus impresionantes contrincantes (qie si la caza del elefante salvaje, que si una lucha cuerpo a cuerpo con un juramentado filipino, que si el descubrimiento de algún río...) así que cuando le llegó el turno de narrar su historia reconoció humildemente que no tenía nada que contar comparable a lo que había escuchado de sus amigos. Nada comparable, salvo una historia pequeña pero igualmente maravillosa. Esta fue su historia:

Caballeros, a pesar de llevar casado mas de 40 años con mi esposa, cada vez que la poseo siento la misma pasión que la vez primera”.

Silencio impresionado entre los asistentes. Miradas de admiración. Ninguno de los caballeros allí presentes lo dudó. Aquella historia había sido la más maravillosa que se había escuchado esa velada y el hombre era merecedor del trofeo.

Tras entregarle la enorme copa, se retiraron a sus aposentos.

Al entrar en su dormitorio, su esposa seguía despierta. Le ve entrar con la copa y le pregunta de qué modo la ha conseguido. Cuando el explica que ha sido por contar la historia más extraordinaria de la noche, ella le escucha escéptica. ¿Cómo es que tú -mi pequeño y aburrido burócrata - has podido vencer a tus amigos los aventureros, militares y escritores? El hombre, sin atreverse a confesar a su mujer que había ventilado una intimidad tan privada de la pareja, distorsiona la historia diciéndole que lo que ha contado es que “cada vez que asiste con ella a la Sagrada Misa sigue sintiendo la misma devoción que la vez primera”. Su mujer abre enormemente los ojos y le reprende: ¿Cómo te has atrevido? ¡Eres un impostor y un descreído! ¡¡Hace años que lucho contigo para que me acompañes a misa y siempre te niegas!!

 La mujer, de una honestidad a prueba de bombas, sabe que esa copa se ha ganado con malas artes y debería ser devuelta. La pareja duerme esa noche enfadada, teniendo frente a ellos el enorme trofeo que brilla más que nunca, precisamente por ser tan inmerecido.
A la mañana siguiente el grupo se esta despidiendo. Todos se encuentran concentrados en el gran recibidor del castillo cuando nuestro matrimonio comienza a bajar las palaciegas escaleras. El hombre porta entre sus manos la enorme copa y su mujer se siente muy azorada al notar que las miradas de los concurrentes se clavan en ella. Los hombres la observarn con curiosidad algo insolente y las mujeres con una cierta envidia. Es demasiado. Se siente tan avergonzada que, súbitamente, se detiene en lo alto de la escalera y proclama con voz clara y solemne: “Señoras y caballeros, debo confesarles que…”eso” a lo que aludió mi marido la pasada noche solo lo hemos hecho juntos en tres ocasiones en 40 años de matrimonio: La primera vez fue antes de la boda y porque yo le obligué. La segunda vez fue el día de nuestra boda y porque no tenía más remedio y la tercera y última fue hace más de 10 años y ¡se durmió!”

Lo he escrito de memoria con mis propias palabras, pero leído directamente de Robert Graves es realmente sensacional.

jueves, 27 de octubre de 2011

SI HEMOS ESTADO EN GUERRA, ETA DEBERÍA SER JUZGADA POR CRIMENES DE GUERRA ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL.

No soy de los que celebra estos días la mal llamada paz en el País Vasco, pues soy de los que piensa que no ninguna hay diferencia entre ETA y el partido nazi. Conviene recordar que el partido nazi tenia unas siglas: el NSDAP que, vertidas al español pueden ser traducidas como partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes. El “Nacional”, además, debe ser interpretado en su sentido estrictamente “Nacionalista” o “volkisch” (populista)
Dejando aparte el hecho -éticamente muy relevante- de que ninguna idea puede ser defendida mediante la violencia y el asesinato (y mucho menos en democracia, cuando existen los cauces legales para su defensa), creo que el mal llamado “proceso de paz” es un error gravísimo de fondo y forma por las siguientes razones:

Hitler y su etapa de "apariencia de legalidad"
antes de la toma del poder
1. La “apariencia de legalidades una táctica empleada por muchos tiranos para tomar el poder, cuando resulta imposible hacerlo por la fuerza de las armas. El nazismo y otras ideologías totalitarias (hoy en día, aparte de ETA, también el fundamentalismo islámico) suelen tomar el poder empleando una táctica que –cuando su interlocutor es lo suficientemente torpe o crédulo- suele funcionar muy bien. Se trata de conjugar violencia con la manipulación de instituciones democráticas, a las que se recurre instrumentalmente para acabar con ellas (una vez en el poder). Tras años de violencia callejera, el nazismo llegó a la Cancillería del Reich tras convencer a amplias capas de la sociedad y la política de que “aceptaban las reglas del juego democrático”. No tenían ninguna intención de hacerlo, por supuesto, pero el anhelo de poder –vista la imposibilidad de conquistarlo mediante las armas (el “Putsch de Munich”)- llevó a los nazis a un pragmatismo que podría parecer imposible en una ideología tan fanática como el nazismo o el fundamentalismo. Este ardid de “apariencia de legalidad” relajó peligrosamente al resto de partidos políticos democráticos que estaban deseando acabar con las guerrillas callejeras a cualquier costa. Confundieron sus deseos con la realidad y no prestaron atención a las señales. Pensaron que un grupo de asesinos fanáticos cuyo fin declarado era acabar con la democracia, respetarían sus instituciones una vez en el poder. No fue así, por supuesto.

2. El apaciguamiento no funciona con las ideologías totalitarias, pues suelen considerarlo una señal inequívoca de debilidad. Por ello estoy convencido de que toda la parafernalia del falso “proceso de paz” no supondrá el final de ETA. Como tampoco significó el final del nazismo aquel ignominioso “Pacto de Munich” mediante el cual el muy británico Chamberlain "apaciguaba" a Hitler entregándole los territorios no alemanes que exigía a cambio de ... paz. Hay una imagen del Primer Ministro Chamberlain famosa: acaba de salir de su avión tras haber firmado aquel pacto vergonzoso y suicida y agita en su mano, con expresión alborozada, el papel del acuerdo: "¡Paz por territorios, paz por territorios!. La paz a cualquier costa, incluida la dignidad. Era el 30 de septiembre 1938 y justo un año después (plazo casi exacto) empezó la Segunda Guerra Mundial pues la insaciabilidad de Hitler (nacionalista y socialista) no tenía límites. Nunca se sacian. Tendremos ocasión de comprobarlo una vez más.

3. La ideología totalitaria pervierte continuamente el lenguaje y se apoya en el para desvirtuar su verdadero sentido (del mismo modo que se apoya en las instituciones que odia para destruirlas). Victor Klemperer analizó perfectamente este fenómeno en su obra clásica “La lengua del Tercer Reich. Apuntes de un filólogo”. Los nazis nunca hablaron de exterminar judíos sino de la “solución final”. Ni siquiera en las actas de la Conferencia de Wannsee, en la que se decidió el extermino de millones de judíos, aparece la palabra exterminio o muerte. Causa horror leer aquellas actas tan asépticas: “debemos erradicar los fundamentos biológicos del judaísmo…”. No hablan los nazis de asesinar en masa a millones de seres humanos, sino de “erradicar sus fundamentos biológicos”. No hablaban de eutanasia de enfermos mentales o deformes (según sus cánones) sino de “muerte por compasión". Todavía hoy los negacionistas del holocausto niegan la evidencia del genocidio sobre la base de su invisibilidad en el discurso público de Hitler. Los demócratas perdimos hace décadas la batalla del lenguaje cuando aceptamos llamar “comando” a una cuadrilla de asesinos, “ejecución” a un tiro en la nuca y “lucha armada” o “conflicto” al coche bomba. La culminación de esta perversión del lenguaje y de los hechos ha sido la ignominia histórica del llamado “Proceso de Paz”. ¿Dónde estaba el conflicto? Las Convenciones de Ginebra definen perfectamente lo que es un conflicto armado y distinguen – en esos casos- entre “combatientes” y “no combatientes” (entre los que se incluyen los soldados prisioneros y heridos y por supuesto, la población civil).

Veámos este punto con un poco más detalle. Sobre la base del Derecho Internacional Humanitario (DIH), se distinguen dos tipos de conflictos armados: los “internacionales” (entre un mínimo de dos Estados) y los “conflictos no internacionales”.

La definición de conflicto armado no internacional la encontramos en el artículo 3 común a los Convenios de Ginebra de 1949 que señala: “el conflicto armado debe surgir en el territorio de un estado (Alta Parte Contratante) y siempre que concurran las siguientes circunstancias (Protocolo II de la Convención de Ginebra):

a. El conflicto tiene lugar en el territorio de un solo Estado

b. Hay oposición o combate entre las fuerzas armadas de este Estado contra fuerzas armadas o grupos armados que no reconocen su autoridad

c. Esas fuerzas y grupos armados deben estar bajo el mando de una autoridad responsable

d. Deben ejercer un “dominio o control sobre una parte del territorio de dicho Estado, que les permita realizar operaciones militares sostenidas y concertadas”. Esta circunstancia de “control territorial” es la que permite afirmar sobre la base del Derecho Internacional Humanitario que los crímenes de la organización terrorista ETA no son “actos de guerra” (como pretende la organización terrorista y algunas entidades afines), sino simples delitos de terrorismo. ETA nunca ha “ejercido un dominio o control sobre una parte del territorio de dicho Estado” (en este caso, España)

Por estar razón tan obvia ETA nunca había conseguido –hasta la fecha- que sus crímenes fuesen considerados como acciones de guerra de una “parte combatiente” frente a otra. No había conflicto armado y por lo tanto no podía haber combatientes enfrentados. Solo había una despreciable minoría que se dedicaba a asesinar selectivamente a sus victimas que, insisto, no combatían en ninguna guerra.

Pero el Derecho Internacional Humanitario no termina ahí. Según las Convenciones de Ginebra en este tipo de conflictos no internacionales (guerras civiles) las partes en conflicto tienen prohibido, en cualquier tiempo y lugar, las siguientes acciones:

a) Los atentados contra la vida y la integridad corporal, especialmente el homicidio en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles, la tortura y los suplicios;

b) La toma de rehenes

c) Los atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes y degradantes;

d) Las condenas dictadas y las ejecuciones sin previo juicio ante un tribunal legítimamente constituido, con garantías judiciales reconocidas como indispensables por los pueblos civilizados.

En consecuencia, si aplicáramos las Convenciones de Ginebra - en mi opinión- al mal llamado “conflicto vasco” (aceptando que la organización terrorista ETA es una parte en conflicto, algo que como hemos visto es imposible a tenor del Derecho Internacional Humanitario), se daría el caso de que los terroristas de ETA –al ser considerados “combatientes”- no deberían ser juzgados por delitos de terrorismo en la Audiencia Nacional sino por “crímenes de guerra” ante la Corte Penal Internacional, pues el secuestro, la tortura y el asesinato de no combatientes esta tipificado como “crimen de guerra” o incluso ”crimen de lesa humanidad” Delitos, por cierto, imprescriptible.

El torpe y suicida “proceso de paz” iniciado por Zapatero - en su ególatra anhelo por figurar en los libros de Historia como “el pacificador”- no hizo más que confirmar políticamente las tesis defendidas infructuosamente durante años por ETA. Fue un balón de oxigeno a sus reivindicaciones y una legitimación de su discurso. Y todo ello ha sido anunciado a pocos días de perder las elecciones en la que probablemente será la peor derrota en toda la historia del PSOE. A eso se le llama morir matando.

lunes, 10 de octubre de 2011

¿OTRA VEZ EL DEBATE ENTRE ÉTICA Y LEY?

Hace poco discutía unas noticias de la desalentadora actualidad con unos buenos amigos -muy activos en el ámbito de la RSC- y durante el vehemente parlamento resurgió la eterna disyuntiva entre ética y ley. A medida que avanzábamos en el debate vimos claro que esa diferenciación - a priori muy clara- muchas veces nos confundia y hasta llegaba a distorsionar la percepción de responsabilidad que teniamos de una determinada organización.

¿Ética o Ley? Si interpretáramos que es responsable cualquier organización que respete las leyes de un lugar y momento dado, creo que estaríamos reduciendo enormemente el ámbito y grandeza de la RSC. Por supuesto que lo primero que una organización debe hacer para ser calificada de “responsable” es respetar las leyes a las que está sujeta. Pero tiene que hacer algo más.

Sin embargo, las leyes muy a menudo son incompletas (en democracia el garantismo legislativo hace que su gestación sea lenta). Las leyes –por definición- son “legales” pero no siempre legítimas ni justas. En muchas ocasiones son terriblemente injustas: pensemos en las leyes raciales de Nuremberg, en ciertas aplicaciones de la Sharia o en la existencia de Guantánamo. Los abogados defensores de los acusados en Nuremberg, tras el horror del nazismo, se acogieron a la “legalidad” de sus actos al considerar que sus defendidos estaban amparados en leyes promulgadas por estado soberano como lo fue el III Reich desde 1933 a 1945. Legalmente no les faltaba razón. Moralmente estaban gravemente equivocados. Hubo, además, alemanes valientes y muchas veces heroicos que arriesgaron sus vidas para demostrar que no toda Alemania era igual y que un vicio moral no podía ser subsanado por una ley técnicamente impecable.

Por lo tanto, una organización que quiera acreditar su responsabilidad social no puede justificarla solamente en que cumple las leyes; si estas fueran claramente incompletas (por debajo de las expectativas de la ciudadanía). Del mismo modo, una empresa no puede ser responsable si aplica o respeta una ley claramente injusta (castigo de flagelación a trabajadores que hayan cometido errores amparada por la legislación de algún rico país del sudeste asiático) Se trataría de dos situaciones muy concretas en donde quedaría patente la superioridad de la RSC sobre la ley. La ley lo permite, pero la ética lo prohíbe.

La RSC, por lo tanto, debe ser motor de cambio, de progreso (escrito sin coloración política) y de mejora y debería servir de incentivo al legislativo y al ejecutivo (al menos en un estado democrático) para “ponerse las pilas” y mejorar sus leyes para situarlas a la “altura moral” de sus ciudadanos (que también son votantes). Por eso es tan importante una ética cívica – como lleva décadas insistiendo Adela Cortina- , que suponga que la ciudadanía premiara o castigara a aquellos gobernantes que sepan adecuar (o no) sus leyes a sus legitimas expectativas. Creo que era Chavigny (Escuela Histórica del Derecho) quien afirmaba que las leyes siempre están basadas en un sustrato moral, pues si no es así los ciudadanos castigan (con sus votos) a los gobernantes.

Naturalmente, para que la cosa funcione es necesaria una ciudadanía vital y responsable; una ciudadanía que no esté adormecida por ninguna variedad de opiáceos (Marx se quedó muy corto al limitarlo a la iglesia), ni des-moralizada por el triste espectáculo que a veces ofrecen nuestros gobernantes. Para que la RSC funcione de verdad es necesaria una ciudadanía –parafraseando a Fromm- sin miedo a la libertad.

Todo no es relativo, y en ese sentido creo que un vicio moral no puede ser “purificado” (subsanado) por la existencia de una ley que lo consagre. Hay cosas objetivamente malas; para empezar cualquier vulneración a los Derechos Humanos y desde la RSC debemos ser capaces de combatirlas constructivamente.
 
ARTÍCULO PUBLICADO EN COMUNIDAD ETNOR

viernes, 7 de octubre de 2011

EL VALOR MORAL DE LOS ABUELOS

La vida de cualquier persona afortunada debería estar rodeada de abuelos. La mía lo ha estado y quizás por eso y por otras tantas cosas me siento privilegiado.

Los primeros abuelos en mi vida, los que más han influido en mí y a los que más quise, fueron mis abuelos maternos. Para todos sus nietos fueron, siempre, los "abueltitos". Jamás les quitamos el diminutivo cariñoso. Como tantos otros abuelos de la generación nacida en la primera década del siglo XX aparentaban muchos mas años de los que tenían; pero es que su juventud y madurez no fue fácil y les toco vivir algunos de los peores momentos de nuestra historia. Sin embargo -y no me refiero ahora solo a mis abuelos- aquellas dificultades desgastaron sus cuerpos, pero forjaron su carácter.

Recuerdo que a mediados de los años setenta, siendo un adolescente, empezamos a veranear en Enguera y fue, precisamente aquí, en donde conocí a otros abuelos "de una pieza". Algunos de ellos no eran muy mayores hace treinta años, pero lo son hoy. Les he visto envejecer y he confirmado algo tan obvio como que quien es una buena persona de joven, generalmente envejece multiplicando y repartiendo su bondad. Otros fallecieron hace muchos años, pero siguen siendo recordados por quienes les conocimos. Pienso en el señor Bautista (Llacer), un trabajador del campo vitalista e incansable que nos enseño a recoger olivas y con ello - y al mismo tiempo- la dureza de su propia vida. Era Bautista un hombre enjuto y fibroso, fumador empedernido, conversador y con una sabiduría desacomplejada que le llevaba a ver al Papa en Roma sin renunciar a su militancia comunista. Hará más de treinta años que conocí también a Don Pedro, el ya entonces jubilado medico del pueblo. Era un hombre austero, muy delgado, impecablemente vestido, educado y cuya voz raramente se alzaba, excepto ante una injusticia. Su hermana, Doña Manolita era de la misma madera, dulce y agradable; buena gente. De entre los que hoy son ya mayores, pero a quienes conozco desde mucho antes que lo fueran, quiero aludir especialmente a nuestra querida Pepica y a su marido Miguel "el bleda". Ellos son casi de nuestra familia. No he conocido jamás a unas personas más generosas ni más trabajadoras. Hablar de la Pepa y de Miguel requeriría mucho mas espacio y puede que algún día lo haga... No quiero dejar de aludir a Aurelia, cuya elegancia y bondad queda reflejada en su mirada, a su marido Manolo Sarrión (sus impecables campos y flores han sido siempre la admiración de nuestra familia y hoy siguen tan perfectos como antaño), o a Luis Corques, cuyo poderoso físico podría engañar en cuanto a su edad (pero ya tiene nietos) o su siempre serena y sensata Carmen. Dejo para el final a Cristóbal, un ejemplo de superación sobrehumana tras la grave enfermedad que hace muchos le dejo prácticamente sin poder moverse y que ha logrado superar a fuerza de voluntad; era y es un hombre sensato, sensible y amante del saber... Me dejo en el tintero otros nombres de buenos amigos (entre otros aquel que me ha pedido este articulo) porque entiendo que aun les falta un poquito para llegar a esa edad que llamamos dorada.

Por todas esas personas y por lo mucho que me enseñaron, quiero hoy reivindicar la belleza del la palabra abuelo. No usare en este articulo otros sinónimos ("mayores", "tercera edad"), pues creo que el vocablo abuelo es hermoso en si mismo y no necesita de más abalorios.

El respeto a los ancianos ha sido históricamente un elemento esencial en las grandes culturas y civilizaciones clásicas (todavía hoy sigue siéndolo en Asia, en Hispanoamerica y en gran parte del mundo árabe). El prestigioso senado romano, deriva etimológicamente de "anciano" o "senecto". Se era senador porque se había vivido lo suficiente como para poder tomar decisiones de extrema gravedad para la República romana. Eso no podía hacerlo cualquiera y tan importante responsabilidad se encomendaba a los más ancianos, considerados por ello los más sabios: ellos eran los senadores. Hoy, sin embargo, Occidente esta cometiendo la torpeza suicida de marginar a los abuelos. Lo que cotiza es el valor juventud y vemos atónitos como desde la publicidad nos muestran abuelos con cuerpos impecables, dentaduras perfectas y flexibilidad más propia de karatekas o toreros que de personas que ya bregaron lo suyo cuando les toco. No quiero con estas palabras hacer apología de la decadencia física y negar a los ancianos el derecho (casi el deber) de mantenerse física y mentalmente activos. Lo que digo es que me parece absurdo querer ocultar la realidad del envejecimiento, como si el perder flexibilidad, vista, pelo o hasta memoria fuera una nota de infamia. Si hace años un famoso modista -Adolfo Domínguez- reivindico que "la arruga era bella", creo que ha llegado el momento de afirmar que la vejez también lo es. Sin necesidad de disfrazarla de otra cosa.

Pero he titulado este artículo “El valor moral de los abuelos”, así que voy a tratar de concretar algo más: ¿que valores aportan o podrían aportar –si les escucháramos- nuestros abuelos?

En primer lugar el valor de lo vivido y sufrido, de los errores y aciertos. De la experiencia, en suma. Los romanos veneraban las "costumbres de sus antepasados" ("mores maiorum", en latín) y aprender de ellas les hizo grandes.

Los abuelos son un pequeño fragmento de historia con voz. Difícilmente encontraremos lo que ellos nos cuentan en los libros: por eso conviene oírlos cuando aún tienen voz. Si no lo hacemos ahora, llegara el día en que nos arrepentiremos. Pero entonces será ya demasiado tarde. Cuantas veces no habré escuchado aquella queja tan común de "mi abuela contaba unas historias familiares maravillosas, pero yo ya no recuerdo casi nada!" Son los abuelos el albacea de los recuerdos familiares. Escuchemos sus historias y, si podemos, conservémoslas como oro en paño…

Los abuelos, por último, son un referente de cortesía y buena educación, una virtud desgraciadamente en peligro de extinción. Yo quiero que mis hijos aprendan modales con sus abuelos, pues son ellos los que conservan las buenas maneras de antaño. Es cierto que no todo lo pasado fue siempre mejor, pero los buenos hábitos aglutinan una esencia de valores que desde hace miles de años han permitido que las sociedades progresen. Nuestros abuelos conservan un gran catalogo de buenos modales que tendríamos que consultar mas a menudo. Afirma el filósofo francés Compte-Sponville en su "Pequeño Tratado de las Grandes Virtudes" que la urbanidad es la primera base de la ética, pues abona el terreno para otras decisiones morales de mayor calado. Por eso hay que inculcarla desde la infancia. Sin cortesía no es posible respetar al otro, base de la ética y de cualquier convivencia.

Quiero terminar este articulo evocando a mi abuelo, “el maestro de Huitar” (que así es como le llamaban). Cuando el año pasado publiqué mi último libro de historia escribí lo siguiente sobre él. Creo que refleja bien no solo lo que sentía y siento por mi abuelo, sino también la importancia de los abuelos en la educación de sus nietos: “Gracias a mi querido abuelo, el Maestro de Huitar, y a sus espléndidamente narradas historias empecé a amar la Historia. Era yo un niño cuando una noche me contaba la gesta de Leonidas y sus trescientos. No hacia más que desarrollar -y acaso adornar- la narración de Herodoto; sin embargo tuve la intuición al mirar sus ojos vidriosos, azules y ciegos que cuando mi abuelo contaba aquellas viejas historias estaba reconociendo en ellas fragmentos de su vida, tan salpicada de muerte, miseria y nobleza como la de cualquier español nacido con el siglo XX. “Caminante, ve y cuenta que los que aquí yacen murieron por defender las leyes de los lacedemonios”. Mi abuelo, el Maestro de Huitar, había vivido la guerra y sufrido la represión y, sin embargo, no guardaba resentimiento. Antes que republicano era maestro, y sabía por los libros leídos y los días sufridos que la historia nunca ha sido blanca o negra y que el maniqueísmo y la ceguera doctrinaria solo podía combatirse con valores humanos y que estos no eran patrimonio de unas siglas. Así educó a sus hijos y así ellos pudieron forjarnos a nosotros. Sean mis últimas líneas de agradecimiento para él, pues –como escribió Balzac en El Lirio del Valle- "hay personas a las que enterramos en la tierra, pero las hay especialmente queridas que tienen nuestro corazón como mortaja. Su recuerdo se mezcla cada día con nuestras palpitaciones; pensamos en ellas lo mismo que respiramos, están dentro de nosotros por una dulce ley de la transmigración de las almas propia del amor. Un alma mora en mi alma. Cuando a través de mi se hace un bien, cuando se pronuncia una palabra hermosa, esa alma habla, actúa. Todo lo bueno que hay en mi emana de esa sepultura, como emanan de un lirio los aromas que perfuman la atmosfera”

Mi abuelo paso muchísimos veranos en Enguera y lo recuerdo en La Casona jugando al ajedrez, comiendo ciruelas y paseando casi a ciegas por el campo mientras hablaba con nosotros. Su voz, potente y vibrante, es quizás el recuerdo que conservo mas vívido de él; lo que no es extraño pues su vida se baso en la palabra. Solíamos caminar juntos hasta el pueblo y mientras avanzábamos por el camino de San Anton iba contándome historias maravillosas. Me estaba educando, sin ser yo consciente de ello. Al llegar a la parte mas empinada de la cuesta, hacíamos un alto bajo el olivo al pie de la carretera. Tomaba aliento y respiraba profundamente el aire del campo al que amaba tanto…

Muchos años antes mi abuelo había recorrido otros caminos mucho más duros... “El Maestro de Huitar" acostumbraba a visitar a sus alumnos enfermos en sus casas y, para no faltar a sus clases, hacia aquellas visitas aprovechando las heladas madrugadas de la Almería de 1942 (“entre día y noche no hay pared”, solía repetir). No caminaba solo: iba acompañado por su hija (montada en una mula), una niñita pequeña y curiosa que desde entonces y por siempre lo veneró. Aquella niña se llamaba Lucia y es mi madre y además una estupenda abuela para mis hijos.

ARTÍCULO PUBLICADO EN EL Nº ESPECIAL DE LA REVISTA DEL ASILO DE ANCIANOS DE ENGUERA (125 ANIVERSARIO, VERANO DE 2011)

lunes, 19 de septiembre de 2011

¿PUEDEN SER SOCIALMENTE RESPONSABLES CIERTOS SECTORES O INDUSTRIAS?


Aerodrómo de Cuito Cuanavale (Angola, 2001).
En primer término un MIG soviético derribado
y acribillado a balazos. Allí murieron hombres
con armas fabricadas por otros hombres
(c) Fernando Navarro.
 A medida que la RSC va implantándose en el acervo organizacional colectivo, son más y más los sectores que se unen al carro de lo “socialmente responsable”. Nada que objetar a este “mimetismo empresarial” tan propio del sector español y, en gran media, causa del desarrollo empresarial valenciano durante años (el caso del “cluster” cerámico castellonense llegó a ser estudiado hasta por Porter). Vaya por delante que considero el “mimetismo” como algo muy bueno y así lo he escrito en otras ocasiones. ¿Qué son las llamadas “buenas prácticas” las “lecciones aprendidas” o el “benchmarking” sino fórmulas para aprender de los mejores? Si entre nuestras organizaciones se ha conseguido implantar la idea de que la RSC es una buena práctica que merece la pena ser imitada, ese mimetismo estará teniendo un impacto muy positivo en la moralización de las organizaciones. Parafraseando a Adela Cortina, la emulación estará recargando las “reservas morales” de nuestras organizaciones. Sin embargo, en ocasiones llaman la atención ciertos premios y reconocimientos a la RSC de sectores o empresas cuya reputación, cuanto menos, es muy cuestionada.

Ética deriva etimológicamente de carácter o modo de ser y el carácter se adquiere – se forja- mediante la repetición de buenos hábitos (o virtudes en filosofía moral). Una de las funciones de la ética es ayudar a tomar decisiones prudentes y esas decisiones se toman partiendo de unas referencias, de unas pautas éticas, de unas metas. Se aprende también de los errores propios y de las virtudes ajenas (de nuevo el mimetismo). Pero cuando hablamos de metas hay que tener presente que el fin último es – o debería ser- el respeto a los Derechos Humanos, aunque el paradigma de la RSC afina un poco más incorporando los derechos medioambientales y los derechos sociolaborales (básicamente el respeto a las convenciones OIT).

Y es, precisamente, en este aspecto de fondo (¿que metas y fines?) y no en el meramente formal (contar con una memoria GRI verificada A+) en donde me planteo el siguiente dilema moral: ¿Puede ser un fabricante de armas socialmente responsable? ¿Es socialmente responsable una empresa cuyos productos perjudican a la salud?

La respuesta podría parecer sencilla, pero desde el punto de vista de una valoración moral creo que merece una reflexión meditada y prudente.

Lo más sencillo, lo mas “instintivo”, sería cortar por lo sano y excluir a ciertos sectores con muy mala reputación. Muchos fondos éticos (más que los solidarios) excluyen a sectores tales como el armamentístico, los fabricantes de PVC, las empresas que deforesten, los juegos de azar o hasta la industria pornográfica, por poner solo unos ejemplos. En algunos casos, la exclusión es algo más ponderada y se exige para ser asimilado a alguno de esos sectores “prohibidos” un porcentaje mínimo de la línea de negocio o de los beneficios, pues hay empresas que desarrollan diversas actividades y la prohibida supone en realidad una parte mínima de sus ingresos (por ejemplo, algunos fondos, establecen que para ser considerada empresa armamentística la venta de armas debería representar como mínimo el 15% del volumen total de la empresa). Otro ejemplo: el código de conducta sectorial de la Coordinadora Española de ONG (CONGDE), bastante proclive al dialogo y cooperación con todos sus grupos de interés (empresas incluidas), excluye taxativamente a las “empresas armamentísticas y a las que perjudiquen gravemente a la salud” (focalizándose en el tabaco y el alcohol destilado). Dicho de otro modo; ninguna ONG española asociada a la CONGDE podrá –por pura coherencia ética- aceptar fondos u otro tipo de colaboración provenientes de esos sectores.

Sin embargo, está exclusión in totum no deja de tener sus inconvenientes:

El primero que se me ocurre es que podría estar impidiéndose “mejorar” a ciertas organizaciones que tratan de implantar paulatinamente políticas de RSC (que entre otras cosas incluyen la promoción de los Derechos Humanos). Si se las recluye en una suerte de purgatorio desde el que pueden ver las dichas del paraiso de la RSC pero no se las admite al banquete, podría tener un efecto doblemente negativo: no solo su fin seguirá siendo cuestionable (la fabricación de armas, por seguir con el ejemplo) sino que los medios para producirlas podrían ser también viciosos (discriminación laboral, trabajos forzados en “zonas francas laborales”, contaminación, …). Al fin y al cabo ¿Qué les importa si ya están excluidas del “club de los responsables”? En este sentido – y como reacción- se crearon en Estados Unidos (y otros países) unos descarados fondos socialmente irresponsables (“unethical funds” o “vice funds[1]”), precisamente para aglutinar a todos aquellos sectores que se veían sistemáticamente excluidos por ciertos inversores.

Pero, además, cuestiono también que todas las empresas de un mismo sector sean iguales. Dudo de la responsabilidad de etiquetarlos apriorísticamente (pre-juicio) con el sambenito de “irresponsables” por fabricar ciertos productos o prestar ciertos servicios, sin analizar con mayor profundidad sus metas. Es cierto que, de entrada, el producto imprime un cierto carácter, pero creo que una valoración moral justa debería profundizar más. Volvamos al sector armamentístico, por ser casi el paradigma del horror ético.

Imaginemos dos fabricantes de armas: uno de ellos solo vende a estados democráticos y excluye expresamente el comercio con dictaduras, estados frágiles o zonas conflictivas. El otro vende a cualquiera que le compre. ¿Son éticamente iguales ambas empresas, más allá del hecho común de fabricar armas? Personalmente no creo que merezcan el mismo juicio moral. La primera empresa, esta imponiéndose unos límites fundados en razones éticas (venta a países que respeten los Derechos Humanos) y en ese sentido está tratando de responder a sus stakeholder. La segunda empresa no lo hace. No parece que le preocupe demasiado si esas armas serán empleadas para violar los Derechos Humanos o para defenderlos.

Por otra parte, el otro punto de vista también parece razonable (por eso se trata de un dilema). ¿Cómo va a ser responsable una empresa que perjudica a la salud o que es colaborador necesario en la muerte o mutilación de un ser humano o miles de ellos? Si los fines no fueran importantes y bastara solo con aplicar ciertas buenas prácticas laborales o medioambientales entonces algún grupo neonazi podría llegar a afirmar que el nazismo fue “socialmente responsable” porque sus políticas sociolaborales y medioambientales fueron muy innovadoras y mejoraron sustancialmente las condiciones de vida del trabajador alemán de los años treinta[2] (ojo, esto no es una reducción al absurdo para sostener esta argumentación y llegó a ser defendida hace unos años por el ya fallecido presidente austriaco Jörg Haider). Y, sin embargo, nadie duda hoy en día que el nazismo fue una aberración moral sin parangón en la historia de la humanidad porque sus fines estaban claramente viciados. Unas pinceladas de RSC no cambian un corazón podrido. Fue tanto el horror generado por el totalitarismo nazi que al acabar la Segunda Guerra Mundial los líderes políticos se vieron impelidos a firmar la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Pero esto, como hubiera escrito Kipling, ya es otra historia ...

He terminado el artículo y sigo con mi dilema sin resolver. Lo hermoso de la ética es que no nos ofrece respuestas sencillas y nos obliga a cuestionar continuamente nuestros aprioris.

Nota: versión de artículo publicado en COMUNIDAD ETNOR

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[1] Un ejemplo de estos “fondos del vicio” lo podemos encontrar en http://www.usamutuals.com/vicefund/phil.aspx o en http://news.bbc.co.uk/2/hi/business/3182365.stm

[2] Aunque fuera a costa de vulnerar salvajemente la dignidad y los derechos de una gran parte de alemanes (judios, comunistas, homosexuales, gitanos o cualquiera no afecto al régimen)

martes, 13 de septiembre de 2011

LA SONRISA DE VICENTE. UN RECUERDO PERSONAL EN LA MUERTE DE VICENTE RUIZ MONRABAL

Ayer 8 de septiembre de 2011 falleció Vicente Ruiz Monrabal, y como durante toda su vida -incluida la política- supo manter su coherencia ética, quiero recordarle en este foro. Responsabilidad era algo que no le faltaba. Vitalidad, optimismo y humanismo tampoco.

Escribo desde mis 47 años pero los recuerdos que se agolpan en mi mente son los de un niño de siete u ocho años que estudiaba en Sedaví. Un zagal flaco, algo despeinado y con unos pantalones muy cortos que en 1971 correteaba por el patio del colegio público Fernando Baixauli de Sedaví. Mi madre era maestra de cien párvulos en ese colegio (¡cien, que se dice pronto!), uno de los cuales era el hijo mayor de Vicente. Y ya que hablamos de colegios, un rasgo característico de Ruiz Monrabal es que, a pesar de ser un hombre profundamente creyente, siempre se empecinó para que sus hijos estudiasen en la escuela pública, aunque –como fue el caso- ello le supusiera una masificación hoy impensable y el hecho de que su hijo (como muchos otros) tuviese que asistir a clase llevando su propia sillita. No hace tantos años, pero era otra España. La amistad de Vicente y mi madre, se forjó en esa época y en aquel colegio pues no hay que olvidar que los vínculos entre un maestro vocacional y un padre responsable son muy estrechos y perduran con el tiempo…

Sigo recordando. 1971. Sedaví. Pongamos que ha terminado la “chocolatá” en el polideportivo contiguo a la escuela. Mi maestra, que también era mi madre, le cuenta a Vicente como ha pasado el día su pequeño hijo y allí, cogido a la mano de mi madre, entre olor a churros, a chocolate caliente y al serrín de las fábricas próximas puedo ver nítidamente la sonrisa de Vicente. A mí, en aquella época, me parecía un hombre imponente. Entonces era de complexión recia, de mirada clara, afable e inteligente y físicamente – ahora que repaso viejas fotos- lo encuentro muy parecido al genial actor Brian Dennehy.

Vicente Ruiz Monrabal fue siempre muy querido en mi casa. La vinculación de mi madre a Sedaví en esa época hizo que durante muchos años Ruiz Monrabal fuera casi parte de la familia. Vicente sintonizó muy bien con el carácter abierto y vitalista de mi madre, con quien mantuvo amistad toda su vida. Nunca, ni siquiera en su etapa política más ajetreada, dejó de perder el contacto con sus viejos amigos. El poder no le distancio de sus amistades, ni de su amado pueblo. Siempre fue un apasionado de Sedaví. Otro factor que da la talla moral de Vicente: fidelidad a su familia, amigos y raices.

En lo personal era muy fácil quererlo y en sus diferentes facetas profesionales era imposible no admirarlo y respetarlo. Recuerdo haber seguido -siendo yo todavía casi un niño- su trayectoria política primero en UDPV y más tarde en la UCD. Los niños de entonces, que habíamos nacido en la dictadura, seguíamos con sumo interés los primeros avatares políticos. En ese sentido Vicente Ruiz Monrabal nos enseño –sin saberlo- a aquellos impúberes de entonces unas maneras políticas de tolerancia, mesura y dialogo que ya quisieran muchos políticos de hoy. Bien es cierto que aquel “ethós” o modo de ser no fue exclusivamente suyo –todos añoramos ciertas grandes figuras de la transición- pero no hay duda de que su bagaje de demócrata cristiano impregnó siempre su conducta de humanismo, cultura y coherencia ética. Hay que recordar aquellos turbulentos tiempos para darse cuenta de que mantener la calma y las formas no era tan sencillo.

Ocupó un escaño de la UCD en el Congreso de los Diputados por Valencia entre 1979 y 1982 y vivió desde el parlamento el fallido golpe de estado de Tejero (a punto estuvo de vivirlo también mi madre, a quien Vicente había invitado a asistir a la investidura de Calvo Sotelo). En 1982 se retiró de la vida política para dedicarse de lleno al ejercicio de la abogacía, la escritura y la música. Salió de la política algo desengañado, pero su extremo vitalismo enseguida le centró en otras actividades igualmente nobles y hermosas: la historia valenciana y las crónicas de Sedaví, su amado pueblo natal; la música… Vicente no podía estarse quieto.

No voy a escribir más sobre su faceta pública, pues estos días los medios de comunicación autonómicos y nacionales están recordándola con justo y merecido cariño. Quiero sin embargo terminar rememorando su faceta humana como amante de sus hijos y de su familia. Un día de octubre de 1978 lloró la prematura muerte de su primera esposa con la misma amargura que hoy lo están llorando Fina (con quien se casó tras años de viudedad), sus hijos Vicente y Amparo, sus parientes y sus numerosos y buenos amigos.

Con Vicente Ruiz Monrabal desaparece no solo un padre, un esposo o un amigo, sino también un hombre bueno, una persona culta y una sonrisa sincera en un mundo que cada día está más falto de todo ello. Un orgullo para Valencia y un privilegio haberle conocido. Somos muchos los que no le olvidaremos y vislumbraremos su sonrisa cada vez que hagamos o intentemos hacer el bien. Descanse en paz Vicente Ruiz Monrabal.

Otras versiones de este artículo han sido publicadas en el blog del diario valenciano LAS PROVINCIAS y en el blog de la FUNDACIÓN ETNOR PARA EL ÉTICA EN LAS ORGANIZACIONES.

viernes, 19 de agosto de 2011

¿POR QUE LO LLAMAN LAICO CUANDO QUIEREN DECIR ANTICLERICAL?

Ante las llamadas "manifestaciones laicas" organizadas durante la visita del Papa a Madrid (JMJ 2011) me planteo la siguiente pregunta: ¿Por que llamar "laico" a lo que se manifiesta como claramente "anticlerical"?

En mi opinión, no tienen mucho que ver, salvo en el hecho de que un grupo de anticlericales han decidido pervertir el respetable concepto de laico. No es la primera vez que ideas básicas para la convivencia civilizada son asaltadas, instrumentalizadas y profanadas por quienes no creen en ellas. La historia está llena de casos en los que el tirano más sanguinario afirmaba sus deseos de paz y concordia entre sus súbditos o vecinos. Horas antes de invadir Polonia e iniciar la Segunda Guerra Mundial Hitler hacía votos por ...la Paz (así, con mayúsculas, que parece que tiene más valor icónico)

Salvando las distancias con el nazismo, en España tenemos también la reciente y amarga experiencia de la permuta de "Paz" por "claudicación"; "Dialogo" por "chantaje" y "Tolerancia" por "trágala". Es algo que la ciudadanía va asumiendo poco a poco y llega un momento en que se acepta con naturalidad la perversión radical del término.

En la lógica del Partido Socialista de 2011 (¡que poco tiene que ver con otros partidos socialistas!) se trata de un guiso de cocción social lenta (o debería escribir "coacción"), cuyos ingredientes principales son:

1. Tergiversación, manipulación del lenguaje (Paz, Dialogo..) y uso eufemístico de ciertas palabras para ocultar la realidad (muerte con dignidad, interrupción voluntaria del embarazo, brotes verdes, etc). En este campo el PSOE es un consumado maestro. Victor Klemperer escribió sobre esas tácticas en su excelente ensayo "La Lengua del Tercer Reich". Vuelvo a insistir en que la España de 2011 no es la Alemania de 1933 (ni siquiera creo que sea, como algunos propugnan, parecida a la España de 1936), pero hay muchas concomitancias en el uso perverso del lenguaje realizado por los nazis y por el actual equipo socialista.

2. Uso de tópicos desgastados, falsos o históricamente descontextualizados (inquisición sanguinaria e intolerante, cruzadas fanáticas, iglesia criminal y enemiga de la "ciencia", la derecha es fascista, el empresario explotador, los intelectuales son de izquierdas, ...). Sin embargo el uso de estos "comodines" es muy eficaz ante un publico que no lee o que lo hace muy selectivamente en fuentes de su propia cuerda ideológica (generalmente televisivas, periodísticas o bloggeras; y en mucha menor medida libros puros y duros).

3. "Memoria Histórica" basada en el resentimiento y en la excitación de los instintos mas primarios de lo que queda de ciudadanía.

La instrumentalización irresponsable de la tragedia de la Guerra Civil Española es la cristalización de los dos puntos anteriores: mediante una aparente intención de "reconciliación" (una hermosa palabra ¿quien lo negará?) el presidente Zapatero ha conseguido precisamente lo contrario; la apertura de heridas que ya estaban cerradas y la polarización social entre derechas e izquierdas (o peor; entre "fachas" y "rojos"). Hubiera sido un noble gesto tratar de recuperar la memoria sin necesidad de volver a enfrentar a los nietos o bisnietos de las víctimas. La calificación de víctimas buenas y malas, convierte a la Memoria Histórica en una infamia. ¿Acaso no merecen también el reconocimiento democrático un sacerdote asesinado por su fe o un militante de la derecha por su ideología? Por desgracia, tras la cizaña política azuzada por el zapaterismo, hay mucha gente que piensa que no merecen ese reconocimiento. A menudo escucho que "esas" víctimas ya fueron dignificadas por el franquismo. Es cierto; pero de lo que aquí se trata (o debiera haberse tratado) es de dignificar desde la Democracia a todas las victimas. Para un demócrata, como somos la mayoría de españoles, los discursos, funerales de Estado, placas conmemorativas y panegíricos promovidos por Franco no tienen valor moral. Los españoles que realmente anhelamos la reconciliación hubiéramos deseado que los padres de la patria reconociesen la barbarie intrínseca de cualquier asesinato, desvinculándolo de sus razones políticas, y la tragedia de todas las victimas y de sus allegados. Hay un principio humanitario básico: una víctima es una víctima. Y esto me lleva a os principios de Imparcialidad y Justicia, que analizaré a continuación.

4. Doble moral. Una de las incoherencias éticas más llamativas de socialismo actual y sus organizaciones satélites es la facilidad con la que defienden unos valores en unas circunstancias y los ignoran en otras. La doble moral supone aplicar criterios de valoración moral con más rigor a un grupo (o individuo) que a otro. La doble moral viola el principio imparcialidad (según el cual los mismos criterios se aplican a todas las personas sin favoritismo). Por eso puede afirmarse que la doble moral es injusta y que el zapaterismo también. Un ejemplo palmario de doble moral es el beligerante anticlericalismo contra el catolicismo (disfrazado, como veíamos, de laicismo), pero no contra el Islam o sus imanes y ulemas. Sería lógico pensar que quien se muestra tan hostil ante el catolicismo por sus presuntos crímenes y discriminaciones varias (homosexuales, mujeres, etc), fuera igual de combativo contra otra de las grandes religiones monoteístas (que, para mayor inri, en suele imperar bajo regimenes teocráticos y dictatoriales). Sin embargo, no lo hacen. Doble moral.

5. Apropiación partidista de conceptos básicos de los Derechos Humanos, la Ética y la Democracia. Parece ser que todas las grandes virtudes éticas desde Aristóteles en adelante pertenecen a la izquierda en régimen de propiedad exclusiva y excluyente. A priori una persona de derechas no puede ser “solidaria”, ni “tolerante”, ni “justa”, ni “honesta”, ni “intelectual”. Debe demostrar esas virtudes básicas y pasar una reválida permanente ante el tribunal de un autodenominado “progresismo” que se legitima por el simple hecho calificarse de “progresista” (es muy interesante la reivindicación de “progresismo” que desde hace años realiza, sin complejos, el refrescante partido UPyD).


6. Patente de corso para ser incoherentes ante el silencio (en democracia, siempre cómplice) de una gran parte de la izquierda. La incoherencia en ética es el desajuste entre lo que "digo" y lo que "hago". Ante los continuos y sorprendentes cambio de rumbo de los gobiernos zapateriles uno no puede menos que recordar aquella famosa frase de Marx (Groucho): “¡Caballeros, quiero que tengan claro que estos son mis principios, y si no le gustan… tengo otros!”

Si “agitamos” (entiéndase el verbo en su espléndida polisemia) esos 6 ingredientes en la coctelera mediática con los 11 Principios de la Propaganda (Goebbels) ¡Voila! ya tenemos el cocktail Molotov social, que es lo que necesita un gobierno sin ideas y falsamente progresista para entretener a unos ciudadanos a los que considera súbditos.