viernes, 28 de diciembre de 2012

LOS SINDICATOS NO SON INTOCABLES


He leído con suma paciencia el artículo que circula por internet atribuido a Iñaki  la Gabilondo (ver texto adjunto). El escrito es un panegírico de lugares comunes, plagado de pequeñas anécdotas, medias verdades y grandes errores sobre los sindicatos.
Creo que es un error pretender atribuir a los sindicatos todas las ventajas y derechos laborales que tan teatralmente enumera ("la joven acosada sexualmente por el jefe que apesta a alcohol..."): Conviene recordar que la mayoría de esos logros no son obra exclusiva de los sindicatos sino de los poderes del Estado (básicamente legislativo y judicial) y de diversos agentes sociales entre los cuales los sindicatos son uno más, pero no el único. Podría incluso añadirse que algunos de esos logros se deben al dictador Franco y hasta a la notable influencia de alguna que otra vieja encíclica (Rerum Novarum del papa León XIII), pero eso sería meter el dedo demasiado en la llaga y mirar en exceso al pasado, cuando de lo que se trata de es de progresar; esto es, de mirar al futuro. Quedémonos con la idea, bastante esencial en todo dialogo social, de que hay otros actores sociales, que no se inquiete Gabilondo. Si solo hubiera sindicatos, no sería posible el dialogo sino más bien el monólogo; algo en lo que, por cierto, creo que están bien versados. ¿Un ejemplo? los Tribunales de Magistratura de Trabajo no son sindicatos y cualquiera que conozca su funcionamiento sabe perfectamente que, en general, propenden a reconocer el derecho de la parte más débil; esto es: el trabajador.

La sociedad no critica a los sindicatos "in totum" sino a los dos grandes sindicatos españoles subordinados sumisamente a dos partidos políticos (UGT al PSOE y CCOO a IU) cuya sangrante inacción durante los últimos 8 años, su patente parasitismo con el poder (al que se suponía debían contrarrestar) y su corrupción les han deslegitimado socialmente. Si ello le duele a Gabilondo, también me duele mi; pero no exime a los sindicatos de su grave irresponsabilidad. Y deben asumir la consecuencia de la deslegitimación social: la pérdida del apoyo social.
Sin embargo y por fortuna, existen otros sindicatos, mucho más pequeños y también menos sometidos políticamente, cuya defensa de los trabajadores nadie cuestiona. Que se relaje Gabilondo: UGT y CCOO no son todo el universo sindical. De facto, tampoco sus cuotas de afiliación sobrepasan el 15% de la población activa Española y van a menos (una de las más bajas de la UE). Con ese menguante porcentaje, nadie con un mínimo de dignidad y vergüenza se arrogaría el título de "representante de la clase trabajadora". La clase trabajadora es mucho más variada y activa y ya no vive en las minas infectas, ni en las fábricas textiles del siglo XIX. La clase trabajadora necesita representantes que hayan despertado de la pesadilla decimonónica en la que todavía viven los discursos incendiarios de UGT y CCOO; necesita sindicatos que defiendan a los trabajadores y a quienes desean trabajar (que a este paso serán más numerosos en poco tiempo) y necesita más sindicatos que demuestren honestidad y coherencia estética (consejos asesores en cajas, vacaciones de lujo, …) y ética, sin la tradicional doble moral que permite a algunos sindicatos aceptar en los suyos lo que critica a otros.

En democracia no puede haber instituciones intocables. Tenemos derecho a criticar, cuestionar y hasta pedir la disolución o regeneración de organizaciones inoperantes, corruptas y con sus fines pervertidos. Sean partidos políticos, sindicatos, ong, iglesias, medios de comunicación o patronales. Faltaría más! Y ello es así incluso aunque Gabilondo se sienta molesto porque las críticas ciudadanas también llegan a uno de los iconos de una izquierda que antaño fue progresista y hoy, lamentablemente, es pura reacción conservadora.
¿Son necesarios los sindicatos? ¡Por supuesto que si! Pero UGT y CCOO, en general, llevan años manchando la reputación sindical.

Ni que decir tiene que todo lo que he escrito es perfectamente aplicable a la patronal CEOE y todo lo que no representa del mundo empresarial real.

Fernando Navarro García
28 de diciembre de 2012


Artículo atribuido a Iñaki Gabilondo:

MUERTE A LOS SINDICATOS


Nueva moda. Rajar de los sindicalistas. Algo fácil y barato, por cierto. Lo llevan en la
solapa ciertos políticos, lanzando mensajes subliminales sobre su actual falta de
utilidad para los trabajadores, politización, corrupción, derroche económico. Resulta
curioso: Los mismos que alientan al escarnio público, suelen lanzar piedras
cargadas por sus propias mezquindades.

Además, la destrucción del sindicalismo hace mucho más fácil la labor de los
gobernantes, sin movilizaciones ni huelgas, especialmente la de quienes dirigen tras
la cortina. Qué bien estaríamos si no existieran los sindicatos, piensan algunos.
El problema es que esa frase por la que suspiran los gobernantes "Qué bien
estaríamos sin sindicatos" empieza a calar entre la gente de a pie, con un discurso
cargado de improperios, gritos, oportunismo, mala leche y, sobre todo, un enorme
vacío de argumentos que se resume en: "Para lo que hacen, mejor que no hagan
nada", "Por mí los echaba a todos y los ponía a trabajar", "Están vendidos, no se
mueven, no están con los trabajadores". Luego terminan reservándote para el final
el placer de oír la raída historia de: "Conozco a uno que está de liberado sindical.".

Confesar ser liberado sindical, en estos tiempos que corren, es un auténtico pecado
capital. Mejor inventar cualquier otra cosa antes de que te descubran. Te pueden
acechar en cualquier esquina, a cualquier hora: sacando dinero, haciendo la
compra, recogiendo a tus hijos en el colegio. Cualquier lugar y excusa es buena,
para utilizar como insulto la palabra "sindicalista".

Se puede ser banquero chupasangre, se puede ser político en cualquiera de sus
muchos cargos (concejal, alcalde, o delegado provincial.) y trincar todo lo que se
quiera, aceptar sobornos y trajes, realizar chantajes, revender terrenos públicos,
recortarle el sueldo a los trabajadores o directamente despedirlos sin indemnización.

Se puede, incluso, aumentar el recibo de la luz a los pensionistas hasta asfixiarlos, o
salir en fotos besando niños y ancianos mientras los colegios y asilos se caen a
trozos, cobrar dos o tres sueldos en tres cargos diferentes, declarar a hacienda que
se está arruinado mientras se cobra de mil chanchullos distintos, para que su hijo
obtenga la beca que le permita comprarse una moto a costa del Estado.
En este maldito país se puede ser lo que se quiera, pero no sindicalista.
Nadie se acuerda ya de la última huelga, aquella en que nadie de la empresa fue,
excepto los dos afiliados que perdieron el sueldo de aquel día, para que luego se
firmara un acuerdo que les subió el sueldo a todos. Incluso a aquellos que
escupieron sobre la huelga.O de Luís, ese hombre que estuvo 30 años cotizando, y que gracias a la prejubilación que se consiguió en su momento, puede ahora, con 60 años y despedido de su puesto, tirar para adelante sin necesidad de buscar un trabajo que nadie le
ofrecería.

Recuerden también a Marta, la chica de 23 años que estuvo aguantando un jefe
miserable con aliento a coñac, que le obligaba a hacer más horas extras para tener
un momento de intimidad donde poder acosarla mientras le recordaba cuándo le
vencía el contrato. Hasta que su mejor amiga la llevó al sindicato y, gracias a una
liberada sindical, ahora el tipo ha tenido que indemnizarla hasta por respirar.
Son muchos los que les deben algo a los sindicatos, y a los sindicalistas: El maestro
que pudo denunciar al padre que le pegó en la puerta del colegio, los trabajadores
que consiguieron que no les echaran de la RENAULT, la chica que pudo exigir el
cumplimiento de su baja por maternidad en su supermercado. Porque también fue
una liberada sindical la que se puso al teléfono el día en que despidieron a Julia, la
chica de la tienda de fotos, y le ayudó a ser indemnizada como estipulan los
convenios; y aquel otro joven que movió cielo y tierra para arreglarle los papeles al
abuelo para procurarle una paga medio-decente, porque los usureros de hace 30
años no lo aseguraban en ningún trabajo. Para qué recordar las horas al teléfono
escuchando con paciencia a cientos de opositores a los que no aprobaron, gritando
e insultado porque en el examen no les contaron 2 décimas en la pregunta 4. O el
otro compañero sindicalista, el que denunció a la constructora que se negaba a
indemnizar a la viuda de su amigo Manuel, que trabajaba sin casco.
Ya nadie se acuerda de dónde salieron sus vacaciones, los aumentos de sueldo que
se fueron consensuando, el derecho a una indemnización por despido, a una baja
por enfermedad, o a un permiso por asuntos propios.

Esta sociedad del consumo, prefiere tirar un saco de manzanas porque una o dos
están picadas, por muy sanas que estén el resto. Los precedentes televisivos:
entrenadores de fútbol, famosos de la exclusiva en revistas, y demás subproductos,
se convierten en clinex de usar y tirar dependiendo de las modas. Ahora, en un
momento en que los trabajadores deben estar más juntos, arropados y combatientes
contra quienes realmente les explotan, aparecen grietas prefabricadas en los
despachos de los altos ejecutivos, ávidos de hincar más el diente en el rendimiento
de la clase trabajadora.

¿Quién tirará la primera piedra?. ¿Serán los políticos gobernantes, o los banqueros
quienes hablarán de dejadez o vagancia?. ¿Tendrán capacidad moral los jueces o
los periodistas, de hablar de corrupción en las demás profesiones?. ¿Serán más
idóneos para iniciar lapidaciones, los super-empresarios del ladrillo?. ¿En qué
profesión se puede jurar que no existen vagos, corruptos, peseteros, o ladrones?.
¿Preguntamos mejor entre la Iglesia o la Monarquía.?

Pero qué fácil resulta rajar en este país. Siembra la duda, y obtendrás fanatismo
barato. Qué bien asfaltado les estamos dejando el camino a quienes realmente nos
explotan cada día. ¡Acabemos con los sindicatos!. Sí. Dejemos que la patronal y los
bancos regulen los horarios, las pensiones, los sueldos, las condiciones laborales y
los costes del despido. Verán cómo nos va a ir con la reforma del mercado laboral,
cuando los sindicatos dejen de existir y no puedan convocarse huelgas ni
manifestaciones.


Verán qué contentos se pondrán algunos cuando sepan que ya no
estarán obligados a pagar las flores de los centenares de
trabajadores que mueren todos los años, a costa de sus
mezquindades.

Iñaki Gabilondo

MUERTE Y TRANSFIGURACIÓN

Nueva masacre en EEUU...

Uno no puede evitar pensar que vivimos una epoca de clara decadencia en donde lo peor aflora por todas partes y con su mas horrible rostro. ¿Pero cuales son los principales vicios que nos oprimen?


- Corrupción y clientelismo en todas las instancias: Políticos, sindicatos, patronales, arquitectos, banqueros, clérigos, actores ...

- Desempleo (en España) superior al de la Alemania que en 1933 votó masivamente a Hitler

- Educacion raquítica, pobre y embrutecedora, sin atisbo de mejora (hoy - diciembre 2012- se anunciaba la desaparicion de la filosofía moral) y cuyo monopolio histórico en manos del llamado "progresismo" virtualiza la frase de Groucho Marx: "surgiendo de la nada alcanzamos las mas altas cimas de la miseria"

- Una parte de la ciudadanía que solo entiende su responsabilidad mediante un apático silencio o una asilvestrada accion directa; sin verdadero propósito de empezar la revolución y el cambio en su propia mentalidad y en sus hábitos (consumo, relaciones, valores...). Candidatos perfectos al victimismo que todo exige y nada ofrece y víctimas propiciatorias de la demagogia populista.

- Una terrible agresividad y violencia en todos los ámbitos (medios de comunicación, colegios, parlamento, instituciones, deporte....). La nueva masacre de niños en EEUU es la muestra mas espantosa de tal patología de la violencia exhibicionista.

- Y finalmente, una enorme des-moralizacion, en el sentido de haber olvidado los viejos valores que aunque eternos no son retrógrados, ni carcas, ni obsoletos. La moral no caduca tan rápidamente como una ipad.  La justicia, la magnanimidad, el esfuerzo, la valentia, la compasión no son de izquierdas, ni de derechas; son valores propios del hombre que no quiere des-humanizarse. Sin embargo, los medios de comunicación y gran parte de nuestras instituciones no hacen mas que promocionar y premiar la envidia, la competencia salvaje e irresponsable, el consumo desaforado y envilecedor, el hedonismo vacuo, la cosificacion del hombre, el analfabetismo presuntuoso, la grosería, la traición abyecta, la trampa egoísta, la ira o el odio ciego. La historia del humanidad sabe que nada bueno ha salido nunca de sociedades que acumulan tales vicios.

Sin embargo, creo que hay solución pero debe empezar por nosotros mismos. Del akmé febril debería nacer la regeneración moral. Muerte y transfiguración, parafraseando a Richard Strauss.

EL FIN DEL MUNDO, LOS MAYAS Y RIGOBERTA MENCHÚ


Tuve la oportunidad de cenar con la premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchu en agosto de 2010 (foto), al termino de un congreso internacional en Colombia sobre RSC en el que ambos participamos como ponentes. Dado que nuestras conferencias fueron consecutivas, esa noche cenamos juntos. Hablamos mucho y comimos aun mas (algo que no sorprenderá a quienes me conocen).

Me llamaron la atencion de Rigoberta Menchu varias cosas: su proximidad y dulzura, su modestia (que no me pareció una pose), su contundencia al no pretender perdonar a los asesinos de su familia "si ellos antes no pedían su perdón" y su enorme interés en el calendario maya y en el "Nahual" (valores y rasgos de personalidad asociados a los signos "zodiacales" mayas). En este ultimo aspecto, la premio Nobel era una verdadera creyente y de las tres horas que pasamos juntos, mas de dos estuvieron dedicadas a la importancia del "Nahual" y su influencia en casi todo.

Dado que soy un maldito escéptico en todo tipo de predestinaciones derivadas de conjunciones astrales o fuerzas de la naturaleza, me lo pase muy bien polemizando con la Sra. Menchu. ¡No siempre se tiene la oportunidad de contradecir a una Nobel de la paz frente a unas coca-colas light! :-) Por cierto, que prometió enviarme por e-mail la información correspondiente a mi "nahual" (ella estaba casi segura acerca del animal que me correspondia) y aún no lo ha hecho. ¿Acaso mi escepticismo la disuadió de ello?

He explicado todo esto a modo de preámbulo de esta noticia que hoy circula sobre unas declaraciones de Rigoberta Menchu acerca de la supuesta profecía maya sobre el fin del mundo que debería ser ... dentro de un rato!

He aquí la noticia:

"Rigoberta Menchú lamenta el mal uso y las burlas hacia el calendario maya

 La ganadora del Premio Nobel de la Paz hizo un llamado a la sociedad para dejar a un lado la idea sobre el fin del mundo

La Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, quien arribó el domingo pasado a Yucatán, México, lamentó "el mal uso" del calendario maya con la difusión de un supuesto fin del mundo, y llamó a revalorar el mensaje de paz y renovación que en realidad heredó dicha civilización.

"Es un buen momento para la reflexionar y pedir perdón por todo el daño a la humanidad", dijo durante la conferencia La cultura maya en el siglo XXI, dentro del Festival de la Cultura Maya 2012.

La promotora de los derechos indígenas se pronunció contra la errónea interpretación que se ha dado al calendario maya y que ha sido motivo de "burla en diferentes países", sobre todo Estados Unidos.

"Es una falsedad que se acaba la humanidad, porque eso es algo de mucho tiempo atrás. Debemos aprovechar para pedir perdón de todo lo malo que hemos hecho a lo largo de nuestra existencia", dijo.

Según Menchú existe "una total ignorancia del manejo del calendario maya", y "el sensacionalismo nos ganó. El 22 de diciembre, los mayas hablaremos de lo que significa el sagrado calendario maya".

Exhortó a la sociedad a realizar un "rito espiritual dejando atrás la religión para enfocarse en un encuentro propio. Hay incertidumbre en la humanidad. Es una burla lo que se ha hecho desde Hollywood sobre el calendario maya.

"El 21 de diciembre dediquen un momento para dar gracias a la vida, al sol, a la luna. Interactúen con el sol y la tierra, mediten, es una fecha espiritual para pedir perdón. El 22 esperen la salida del sol. será ahí cuando los mayas hablemos", indicó ante estudiantes, catedráticos y funcionarios de gobierno reunidos en las instalaciones del Gran Museo del Mundo Maya"

Las cosas más reales son aquellas que ni los chicos ni los hombres pueden ver



Hace mucho tiempo, el 21 de septiembre de 1897, “The Sun, un periódico de Nueva York desaparecido en 1950, publicaba la respuesta del diario a una carta enviada al director por una niña de ocho años que respondía al nombre de Virgina O´Hanlon.

La pequeña, que vivía en el 115 Oeste de la calle 95, en el elegante Upper West Side de Manhattan, preguntaba a “The Sun” algo absolutamente elemental y trascendental para alguien de su edad: “Estimado director: Tengo ocho años. Algunos de mis amiguitos dicen que Santa Claus no existe. Mi papá me ha dicho: si lo ves escrito en el Sun, es que existe. Por favor, dígame la verdad; ¿existe Santa Claus?”

Lo que en cualquier redacción del mundo hubiera ido directamente a la basura, se convirtió gracias a la pluma del periodista Francis P. Church, en un artículo editorial inolvidable que, todavía hoy, se sigue publicando, en fechas navideñas, en muchísimos medios informativos del mundo.

El veterano reportero, que había cubierto varias guerras y conflictos a lo largo y ancho del mundo, recibió con desagrado inicial la tarea de dar cumplida respuesta a la carta, tal y como le había encargado el director del periódico, Edward Mitchel. Pero, a pesar de ello, Francis P. Church compuso una auténtica obra maestra, imposible de relegar al polvo del olvido que habitualmente se acumula en las hemerotecas.

LA CARTA AL DIRECTOR DE VIRGINIA:

Querido Editor: Tengo 8 años. Algunos de mis pequeños amigos dicen que Papá Noel no existe. Papá dice "Si lo dijeran en 'The Sun', así sería". Por favor díganme la verdad ¿existe Papá Noel. Virginia O'Hanlon.




RESPUESTA DEL PERIODISTA FRANCIS P. CHURCH:

Virginia, tus pequeños amigos están equivocados. Ellos han sido afectados por el escepticismo de una época escéptica. Solamente creen lo que ven. Piensan que no existe nada que no sea comprensible por sus pequeñas mentes. Todas las mentes, Virginia, sean de hombres o de chicos, son pequeñas. En nuestro gran universo, el hombre es un mero insecto, una hormiga, en su intelecto, en comparación con el mundo ilimitado alrededor, y con la inteligencia incalculable necesaria para aprehender toda verdad y conocimiento.

Sí, Virginia, Santa Claus existe. Él existe con tanta seguridad como existen el amor y la generosidad y la devoción, y tú sabes que ellas existen y dan a tu vida la mayor belleza y alegría. ¡Ay! qué triste sería el mundo si no existiera Papá Noel! Sería tan melancólico como si no hubiera Virginias. Entonces no habría f infantil, ni poesía, ni romanticismo para hacer tolerable esta existencia. No tendríamos ningún placer, excepto por la razón o por la vista. La luz con la que la niñez llena el mundo se habría extinguido.

¡No creer en Papá Noel! También podrías no creer en las hadas. Podrías hacer que tu papá ponga hombres a mirar en todas las chimeneas en Nochebuena para encontrar a Papá Noel, pero aún si no vieran a Papá Noel bajando, ¿qué probaría eso? Nadie ve a Papá Noel, pero eso no es una señal de que no existe. Las cosas más reales en el mundo son aquellas que ni los chicos ni los hombres pueden ver. ¿Viste hadas bailando en el prado? Por supuesto que no, pero esa no es una prueba de que ellas no estén allí. Nadie puede concebir o imaginar todas las maravillas que todavía no se han visto o que son invisibles en el mundo.

Puedes romper el sonajero de un bebé y observar qué es lo que genera el ruido adentro. Pero hay un velo cubriendo el mundo invisible que ni el hombre más fuerte, ni aún la fuerza unida de todos los hombres más fuertes que alguna vez hayan vivido, puede romper. Solo la fe, la poesía y el amor romántico pueden descorrer esa cortina y mostrar la suprema belleza y gloria que hay detrás. ¿Es todo eso real? Ah, Virginia, en este mundo no hay nada más real y perdurable.

¡Que no hay Papá Noel! Gracias a Dios, él vive y vivirá para siempre. Dentro de mil años, Virginia, más aún, dentro de 10 veces 10.000 años, él continuará alegrando el corazón de los niños.

Francis P. Church, "The New York Sun", 1897

LA INFANCIA DE JESUS



Acabo de leer LA INFANCIA DE JESUS, de Joseph Ratzinger Benedicto XVI (ed Planeta, 2012), una obra que me apresuro a recomendar (algo que no hice con sus anteriores libros sobre Jesús pues me resultaron más teológicos que históricos). Y no la recomiendo solamente por las fechas que vivimos, sino también porque aporta algunas ideas y datos históricos sobre el nacimiento e infancia de Jesús muy interesantes. El tratarse, además, de un estudio realizado por un Papa redobla su interés.

Comparto con quien desea leerlas, algunas notas que he ido tomando mientras avanzaba la lectura de esta obra. Añado siempre entre paréntesis la página del libro en la que se recoge la idea anotada.

1.      Nacimiento virginal de Jesús: el papa en este apartado no tiene demasiado margen de maniobra, ni puede hacer demasiadas concesiones a la ciencia, zanjando el debate con un "Dios triunfa sobre las leyes de la materia" (págs. 62-63). Indiscutible para un creyente, pero poco convincente para quien no lo es o simplemente duda.

2.     Fecha del nacimiento de Jesús: Benedicto XVI reconoce el error de cálculo del monje Dionisio el Exiguo y afirma que la fecha real del nacimiento fue unos años antes (págs. 68-69). Aunque esto es algo bien sabido por todos los historiadores, reconforta comprobar que el Papa se suma con su autoridad a la moderna historiografía. Aporta, además, una interesante la explicación cronológica del famoso "censo de Cirino" (básica para ubicar cronológicamente el nacimiento de Jesús entre el 7-4 antes de Cristo), a la que alude Flavio Josefo.

3.      Lugar de nacimiento: no hay dudas y su explicación es bastante convincente: "Jesús nació en Belén y creció en Nazaret" (pag. 73). Ésta es precisamente una de las explicaciones del Papa que más convincente resulta. Lo tenia difícil porque, como es bien sabido, la elección de Belén como lugar de nacimiento de Jesús tenía toda la pinta de haber sido forzada por los evangelistas para "demostrar" la profecía del nacimiento del "rey de los judíos" en una ciudad cuna de reyes (David nació en Belén). Igual sucede con otros pasajes de la natividad (genealogía de Jesús entroncada con el rey David por parte de José padre "adoptivo", nacimiento virginal, huida a Egipto, matanza de los inocentes,...), pero la explicación histórica que da Benedicto XVI está bien fundamentada. No voy a explicarla pues el papa ya lo ha hecho en su libro, pero adelanto que tiene que ver con el censo de Cirino y la necesidad de desplazarse el padre (José) a su ciudad de origen para dar fe de sus propiedades. Encaja bien, pero no excluye otras interpretaciones.

4.      El asno y el buey, que tan estúpida polémica han suscitado entre quienes no han leído jamás los Evangelios. Dejo hablar a Benedicto XVI: "El pesebre hace pensar en animales, pues es allí donde comen. En el evangelio no se habla en este caso de animales" (pag. 76).  Benedicto XVI, sin embargo, reconoce la fuerza iconográfica que tiene la tradición ("Ninguna representación del nacimiento renunciara al buey y al asno", pág. 77) aunque el buey y el asno no aparezcan expresamente en los Evangelios (eso lo sabe cualquier escolar que haya leído a Mateo o Lucas). El papa cierra este anecdótico apartado, calificándolo muy acertadamente de divagación: "después de esta divagación, volvamos al texto del evangelio" (pag. 77). Y creo que tiene toda la razón: esa "divagación" ni tiene importancia histórica, ni moral ni teológica.
 
5.      Interesante también la explicación del canto de los ángeles ante el nacimiento de Jesús: "Gloria a Dios en el cielo y paz a los hombres de buena voluntad", sobre la cual Benedicto XVI también hace algunas precisiones basadas en la más moderna exégesis. Mejor que "hombres de buena voluntad", se trataría de "hombres en los que Dios se complace" dando a entender que Dios ama a quien recibe la gracia de amarle en libertad (pags. 81-82). ¿Ama solo a quien le ama? Se trata de una afirmación que puede sorprender un poco, pues uno siempre pensó que Dios amaba a todas las criaturas, pero el papa deja abierto el gran interrogante de la Gracia de amar a Dios y la Libertad del hombre para hacerlo o no (pág. 83).

6.      Los Reyes Magos de Oriente: Resulta también muy racional la explicación de los "Magos (sabios, astrónomos) de Oriente" en los que el papa quiere ver una señal de la "sabiduría que conduce a Dios" (págs. 98 y ss); pero asumiendo también que en "Hechos de los Apóstoles" el Mago es más bien un representante del demonio o en el mejor de los casos un embaucador (pág. 99). En este capítulo, el papa vuelve a enfatizar la verdadera fecha "histórica" del nacimiento de Jesús (en el año 6 o 7 antes de Cristo) para ponerla en relación con "la conjunción astral de Júpiter, Saturno y Marte en el signo zodiacal de Piscis" (alude a Keppler y la teoría del cometa) sobre cuya base al parecer se esperaba el nacimiento del "dominador del mundo" (de nuevo, el papa se apoya en argumentos de autoridad histórica como son Tácito o Suetónio, lo cual es muy de agradecer).

Al igual que hiciera con el asno y el buey, el Papa también desmonta el calificativo popular de "Reyes" al que tilda igualmente de tradicional ("y con los Reyes han entrado los camellos y los dromedarios en el pesebre", pág. 102) y cuya "incorporación" vincula a otros libros de la Biblia, tales como "Salmos" o "Isaías".

7.      La matanza de los inocentes perpetrada, según los Evangelios, por Herodes no queda, sin embargo, suficientemente justificada. El Papa, no obstante, explica bien el contexto histórico y los crímenes "políticos" - históricamente probados- de Herodes (sus tres hijos, justo entre los años 6 y 4 antes de Cristo, momento -repito- en que nació Jesús). Concluye que aunque no hay pruebas históricas, una matanza así muy bien pudo producirse tratándose de un personaje como Herodes, cuya "realpolitik" no sería frenada por unas decenas de niños (págs. 113-115).

8.      El libro termina con el epílogo "Jesús en el templo a los doce años" (págs. 124-132). Es quizás el capítulo que menos me ha aportado, pues el simbolismo de la conversación de Jesús con los sacerdotes del Templo y la respuesta que da a sus padres es demasiado evidente. Se explica sin necesidad de mucha ayuda.

En resumen, LA INFANCIA DE JESUS es una obra amena, historicista y honesta en sus planteamientos (reconoce errores y acepta dudas y lagunas). Sin embargo, el Papa no puede explicar -tampoco lo pretende- algunos de los dogmas de fe como la virginidad de María (en sus obras anteriores tampoco lo hizo con la Resurrección). No tiene más remedio que apoyarse en el recurso de "Dios está por encima de las leyes de materia", un argumento que nunca satisfará al estudioso que carezca de fe. Merece la pena leerla y congratula saber que el representante de Dios en la tierra es capaz de realizar tan interesante ensayo, sin caer en la tentación del “Roma locuta, causa finita”.

LA MODA DE LOS LIBROS DE HISTORIA BASADOS EN ARCHIVOS “SECRETOS”



Siempre han proliferado ciertas obras pretendidamente históricas, fundadas en "documentos secretos". Procópio de Cesárea escribió una apasionante "Historia Secreta" en donde despellejaba al emperador Justiniano y que ha sido fuente de autoridad muy citada, a pesar de sus numerosas inconsecuencias (el genial Robert Graves la utilizó para escribir “El Conde Belisario”). Lamento ser un aguafiestas para los amigos de este tipo de literatura pero cuando leo que una investigación está fundada en "archivos secretos" o "expedientes ocultos”... siento algo que oscila entre la risa y la furia. Una irrisoria irritación, podríamos decir. 

Quienes basan sus fantasías en "archivos secretos" juegan tramposamente con la ventaja del autor de ciencia-ficción: no necesitan ser científicos, ni haberse pasado toda la vida rodeado de probetas y teoremas; pues les basta solo con su portentosa imaginación. Sin embargo el escritor de ciencia-ficción no pretende "descubrir" nada, ni desvelar verdades ocultas salvo entretener... a diferencia de los falsos historiadores que han descubierto lo sencillo que es vivir a costa de la credulidad de sus lectores.

¿Por qué he escrito "falsos historiadores"? (dejando a salvo notables excepciones) Me explicare... Si algo tiene la Historia como disciplina "científica" es que se basa en documentos; en textos ESCRITOS y en otras fuentes que dejan "rastro" (sellos, símbolos, numismática, epigrafía, pintura, diplomática,...). Todo lo demás a lo que pretenciosamente se llama "oculto", sencillamente no existe o es irrelevante a efectos históricos. No podemos construir Historia (con mayúsculas) sin nada tangible (documentos) que la sustente. Si aceptamos la creciente proliferación de "historias secretas", al final un grupo de indocumentados (en sentido literal, al carecer de documentos que acrediten sus tesis) van a ir imponiendo una historia más improbable que la existencia de Zeus o de las hadas (a las que, por cierto, llego a fotografiar el escritor Conan Doyle).

Este tipo de escritores quieren vendernos la burra de unos supuestos "archivos secretos" (vaticanos, CIA, Congreso, Masonería...) a los que nadie ha conseguido acceder salvo ellos, naturalmente, lo cual es casi de astracanada. No dudo, ni niego que existan documentos desconocidos (mas que ocultos) en innumerables lugares, y tiempo habrá para descubrirlos, rescatarlos y analizarlos. La Historia es eso: cambio y análisis permanente, ante la aparición de nuevas fuentes (como autor modesto de algunos libros de historia me veo obligado a revisar mis conclusiones continuamente, pues en el estudio de la Historia nada es permanente y todo muta). Por eso y por el respeto que le tengo al oficio de historiador me parece muy poco serio forjar teorías conspiratorias o de esas que "cambiaran la Historia" sobre la base de la simple imaginación calenturienta y de "secretos" que, precisamente por ser secretos, no permiten ser contrastados por otros historiadores. Insisto: no es nada serio y juegan con la ventaja de afirmar cualquier idea peregrina sustentada en que las pruebas de tal disparate están "ocultas" o son "secretas" para todos menos ... ¡para ellos!.

Sin duda, debe haber numerosos documentos ignorados, perdidos o extraviados, pero dudo mucho que quienes publican libros de "secretos ocultos" los hayan visto alguna vez o si lo han hecho que hayan llegado a entender algo, entre otras cosas por desconocer en su gran mayoría los rudimentos de ciencias auxiliares esenciales para "leer" viejos documentos. Me estoy refiriendo a la numismática, la paleografía o la heráldica, por mencionar solo tres... Ni que decir tiene que tampoco son capaces de traducir lenguas muertas, empezando por el griego clásico o el latín; ni por supuesto otras lenguas esenciales para manejar fuentes primarias (hebreo, arameo o sánscrito). En general, y salvando alguna honrosa excepción, creo que son vividores (y en el mejor de los casos de ingenuos curiosos) que gustan disfrazarse de Indiana Jones, sin tener ni su vigor físico ni por supuesto su ciencia. Como diría Obi-Wan-Kenobi: "perciben el valor de la Historia, como una cuchara apreciaría el sabor de la sopa".

Un argumento que suelen esgrimir este tipo de pícaros es que el "sistema científico ortodoxo" y los propios "poderes ocultos" les impiden acceder a los "archivos secretos" (al parecer con escaso éxito, dada la cantidad de libros que publican). Frente a ello me permito esta reflexión: si yo fuera la Iglesia o la CIA y en mi mano estuviera dejar o no documentos sensibles del dogma o la política exterior norteamericana, muy probablemente no los prestaría a cualquier pelanas que quisiera "interpretarlos" o simplemente manosearlos sin acreditar la mínima preparación intelectual necesaria para ello. Hacen falta décadas de estudio sistemático y abnegado para apreciar adecuadamente tres  líneas de ciertos textos. Es lógico que la iglesia y otras grandes instituciones quieran evitar la trivialización de sus textos (sagrados o no), para evitar que cualquier advenedizo extraiga conclusiones tan peregrinas como fácilmente digeribles por un público cada vez mas crédulo

¿Es eso "secretismo" o simplemente respeto por sus fuentes documentales? Creo que lo segundo. Con ello no quiero decir que ciertos documentos históricos deban permanecer sellados en alguna cámara acorazada (al menos aquellos distantes en el tiempo; sin impacto en la seguridad nacional de los estados). No propugno eso, sino más bien que sean accesibles a quien acredite el conocimiento necesario para su estudio. Dicho de otro modo: Yo no presto ciertos libros de mi biblioteca a cualquiera. Llamadme elitista. Puede que tengáis razón.