lunes, 27 de junio de 2011

EL MAL PASTOR: MONSEÑOR SETIÉN SEGÚN MARIA SAN GIL

Una reflexiones a raiz de un artículo publicado en el Blog Religión en Libertad, del siempre inteligente Luis Antequera. Se trata de una alusión a las recientemente publicadas memorias de Maria San Gil (“En la mitad de mi vida”) en las que esta valiente mujer alude a una figura hoy bastante olvidada en el infierno vasco: el obispo Setién.

Las líneas de Maria San Gil son muy interesantes y esclarecedoras en los detalles, aunque el fondo hediondo de Setién y otros como él era bien conocido por cualquiera que tuviera ojos para ver y oidos para escuchar.

Creo que algunos prelados vascos han conseguido lo que Stalin no culminó: que muchos fieles nos alejemos asqueados de una iglesia que no supo dar la talla cuando tenía que hacerlo. Siempre he opionado que no bastaba con recurrir a reconvenciones privadas o a textos teológicos enrevesados y polisémicos. Los fieles necesitaban saber de que lado estaba el pastor: de los lobos o de las ovejas. En esa tesitura era preciso que la Conferencia Episcopal hubiera parado a los lobos en seco y con toda la publicidad posible, empezando por las parroquias. Es lo que no han dudado hacer en otras ocasiones ante desvarios menos "vitales" de pastores menos significados. ¡Hasta Jesucristo perdió alguna vez los estribos y recurrió al latigo contra quienes con sus obras mancillaban el Templo! (y solo comerciaban con baratijas ¿que no habrá hecho con Setién y sus víboras?).

A Setién se le ha pretendido disfrazar de un "luchador por la Paz". Sin embargo, creo que la Paz jamás se ha conseguido aliandose con los verdugos, ni con quienes sistematicamente la vulneran. Es evidente que con esa condescendencia pueden lograrse otras ventajas: perpetuarse, prolongar un cierto estatus, evitar ser atacado y sobrevivir cobardemente mientras otros mueren a causa del silencio de quienes deberían ser justos. Que nadie piense que eso es ´´luchar por la paz´´. Otro pastor bien distinto; Martín Niemöller, lo dejó escrito en su conocido poema: ´´primero vinieron a por los comunistas ...´´
 
Pero ¿que es lo que escribe Maria San Gil y que suscita estas líneas?
 
“ETA ha conseguido durante años imponernos su ley del silencio y, por miedo o por comodidad, hemos accedido a ello. Como sociedad hemos dejado mucho que desear, pero nuestras instituciones no han dado mejor ejemplo. Y no sólo me refiero a las instituciones políticas, porque en el País Vasco incluso la institución eclesiástica ha adolecido de falta de ejemplaridad e incluso de falta de caridad cristiana.



La foto del Obispo Setién pasando de largo delante de los hijos de José María Aldaya concentrados para pedir la liberación de su padre y no deteniéndose para darles unas palabras de ánimo y consuelo es demoledora. Setién, entonces Obispo de San Sebastián, se dirigía la mañana del 20 de enero de 1996 a la basílica de Santa María, en el corazón de la parte vieja donostiarra, a celebrar la misa del día de San Sebastián, y pasó delante de la concentración que hacían los hijos, familiares y amigos de Aldaya en la que pedían su liberación. No se dignó mirarlos. Unos hijos que sufrieron el via crucis de tener a su padre secuestrado por ETA durante 341 días. ¿Por qué? Debería ser él quien contestara, pero aquel gesto no ayudó a mejorar la imagen que de Setién teníamos gran parte de los fieles. De Setién sabíamos, entre otras cosas, que durante los funerales prohibía dentro de las iglesias la bandera española sobre los féretros de los guardias civiles asesinados por ETA. [...]

Me parecía increíble que Setién, mi obispo, no fuera más solidario con nuestro dolor y por eso creí que teniendo una reunión con él y explicándole directamente cuales eran nuestras circunstancias, su actitud cambiaría. Pero en absoluto fue así. Le puse el ejemplo de lo que sufría mi madre, pensando que me podía pasar algo y que nunca, a pesar de ir todas las semanas a misa, había recibido una palabra de consuelo o de ánimo. “¿Cómo voy a saber que tu madre sufre si no me lo cuenta?” Esto es lo que me contestó. Quizás las madres de los presos de ETA sí le contaban sus penas, porque les llegó incluso a ceder los bajos de la catedral del Buen Pastor para que hicieran sus encierros.

Como somos gente educada, la entrevista terminó de forma correcta, pero recuerdo que bajé con los ojos llenos de lágrimas al darme cuenta de que, a pesar de formar parte de la grey, a mi “pastor” le importábamos bastante poco. Me llegó a decir: “¿Dónde está escrito que hay que querer a todos los hijos por igual?”. Yo entonces, ya era madre de dos niños, y nunca he dudado de que los quiero a los dos por igual, aunque sean completamente diferentes. Pero mi obispo me dejó muy claro que, para él, había fieles de primera y fieles de segunda. O sea, como los vascos, que los hay de primera, que suelen ser los nacionalistas, y de segunda, que somos los no nacionalistas” (op.cit. pág. 24-25).

martes, 21 de junio de 2011

Blas de Lezo: Marino y héroe español (por supuesto, olvidado)

Hoy me ha llegado un correo circular de esos que rara vez leo. Sin embargo y dado que quien lo envíaba es persona de confianza y aprecio, me aventuré a leerlo integramente. Versaba sobre Blas de Lezo, un personaje heroico de la historia de España y del que, sin embargo, muy poco o nada se conoce. He buscado en algunos diccionarios temáticos de Historia que tengo en casa y, para mi sorpresa, ni una sola entrada remite a Blas de Lezo (es sangrante que ni siquiera figure en el voluminoso Diccionario Espasa de Historia de España e Hispanoamerica). Solo una pequeña entrada en el Diccionario de Historia Militar (Ed. Ariel), rescata a Blas de Lezo del oprobio historiográfico (me refiero, claro está, a las fuentes de caracter más divulgativo pues me resisto a creer que su figura haya sido ignorada en obras mucho más especializadas).

He indagado un poco más en la web y su historia es absolutamente impresionante. No dejo de preguntarme cuantas películas, novelas, calles, conmemoraciones y momunentos tendría Blas de Lezo si en vez de haber nacido en España lo hubiera hecho en la Pérfida Albión o en Francia...

¿Hay alguna razón suicida y acomplejada para que los españoles siempre olvidemos a los más grandes y nobles de sus hijos? ¿Hay alguna razón razón suicida y acomplejada para que los españoles solo recordemos los hechos más infaustos y luctuosos de nuestra Historia? (y, ademas, siempre desde el punto de vista del enemigo)


Blas de Lezo y Olavarrieta (u Olabarrieta) (Pasajes, Guipúzcoa, España, 3 de febrero de 1689 – Cartagena de Indias, Nueva Granada, 7 de septiembre de 1741), primer marqués de Ovieco (a título póstumo), almirante español conocido como Patapalo, o más tarde como Mediohombre, por las muchas heridas sufridas a lo largo de su vida militar, fue uno de los mejores estrategas de la historia de la Armada Española.

Durante la Guerra de Sucesión, la escuadra francesa había salido de Tolón y en Málaga se habían unido algunas galeras españolas mandadas por el conde de Fuencalada. Frente a Vélez-Málaga se produjo el 24 de agosto de 1704 la batalla naval más importante del conflicto. En dicho combate se enfrentaron 96 naves de guerra franco-españolas (51 navíos de línea, 6 fragatas, 8 brulotes y 12 galeras, sumando un total de 3.577 cañones y 24.277 hombres) y la flota anglo-holandesa, mandada por el almirante Rooke y compuesta por 53 navíos de línea, 6 fragatas, pataches y brulotes con un total de 3.614 cañones y 22.543 hombres, dando como resultado al final de la contienda 1.500 y 2.700 bajas, respectivamente.

Blas de Lezo participó en aquella batalla batiéndose de manera ejemplar, hasta que una bala de cañón le destrozó la pierna izquierda, teniéndosela que amputar, sin anestesia, por debajo de la rodilla. Cuentan las crónicas que el muchacho no profirió un lamento durante la operación. Debido al valor demostrado tanto en aquel trance como en el propio combate, es ascendido en 1704 a Alférez de Bajel de Alto Bordo por Luis XIV. Se le ofrece ser asistente de cámara de la Corte de Felipe V. Siguió su servicio a bordo de diferentes buques, tomando parte en las operaciones que tuvieron lugar para socorrer las plazas de Peñíscola y Palermo; en el ataque al navío inglés Resolution de 70 cañones, que terminó con la quema de éste, así como en el apresamiento de dos navíos enemigos que fueron conducidos a Pasajes y Bayona. Evidentemente necesitó una larga recuperación y rechazó estar en la Corte, pues ambicionaba conocer las artes marineras y convertirse en un gran comandante. En 1705 vuelve a bordo y aprovisiona la asediada Peñíscola.

Continúa patrullando el Mediterráneo, apresando numerosos barcos ingleses y realizando valientes maniobras con un arrojo inusitado. Tanto es así que se le premia permitiendo que lleve sus presas a Pasajes, su pueblo natal. Pero enseguida es requerido por sus superiores y en 1706 se le ordena abastecer a los sitiados de Barcelona al mando de una pequeña flotilla. Sirviéndose de su aguda inteligencia, realiza brillantemente su cometido, escapa una y otra vez del cerco que establecen los ingleses para evitar el aprovisionamiento. Para ello deja flotando y ardiendo paja húmeda con el fin de crear un densa nube de humo que ocultase los navíos españoles, pero además carga «sus cañones con unos casquetes de armazón delgada con material incendiario dentro, que, al ser disparados, prenden fuego a los buques británicos»[cita requerida]. Los británicos se ven impotentes ante tal despliegue de ingenio. Posteriormente se le destaca a la fortaleza de Santa Catalina de Tolón, donde toma contacto con la defensa desde tierra firme en combate contra las tropas del príncipe Eugenio de Saboya. En esta acción y tras el impacto de un cañonazo en la fortificación, una esquirla se le aloja en el ojo izquierdo, que explota en el acto, perdiendo así para siempre la vista del mismo.

Tras una breve convalecencia es destinado al puerto de Rochefort, donde lo ascienden a Teniente de Guardacostas en 1707. Allí realizará otra gran gesta rindiendo en 1710 una decena de barcos enemigos, el menor de 20 piezas. Por estas fechas tiene lugar el referido combate con el Stanhope (70) mandado por John Combs, que lo triplicaba en fuerzas. Se mantuvo un cañoneo mutuo hasta que las maniobras de Lezo dejaron al barco enemigo a distancia de abordaje, momento en el que ordenó lanzaran los garfios para llevarlo a cabo: «Cuando los ingleses vieron aquello, entraron en pánico»

El abordaje de los españoles era una temible maniobra ofensiva, que los ingleses temían particularmente: los navíos españoles cañoneaban de cerca, tras lo cual lanzaban garfios y abordaban el navío contrario, buscando el cuerpo a cuerpo, hasta la rendición del enemigo. De este modo, con tripulaciones muy inferiores en número, los navíos españoles lograban apresar otros con mucha mayor dotación y porte. Blas de Lezo se cubrió de gloria en tan fenomenal enfrentamiento, en el que incluso es herido, siendo ascendido a Capitán de Fragata.

En 1712 pasa a servir bajo las órdenes de Andrés de Pes. Este afamado almirante quedó maravillado ante la valía de Lezo y emitió varios escritos que le valieron su ascenso a Capitán de Navío un año más tarde. Posteriormente participó en el asedio de Barcelona al mando del Campanella (70), en el que el 11 de septiembre de 1714, al acercarse con demasiado ímpetu a sus defensas, recibe un balazo de mosquete en el antebrazo derecho, quedando la extremidad sin apenas movilidad hasta el fin de sus días. De esta manera con sólo 25 años tenemos al joven Blas de Lezo tuerto, manco y cojo. En esa época, y al mando de una fragata, apresó once navíos británicos, entre ellos el emblemático Stanhope, navío de gran poder ofensivo.

En 1715, al mando de Nuestra Señora de Begoña (54), y ya repuesto de sus heridas, se dirige con una gran flota a reconquistar Mallorca, que se rinde sin un solo disparo.

El rey lo ascendió en 1734 a teniente general de la Armada. Regresó a América con los navíos Fuerte y Conquistador en 1737 como comandante general de Cartagena de Indias, plaza que tuvo que defender de un sitio (1741) al que la había sometido el ataque del almirante inglés Edward Vernon. La excusa de los ingleses para iniciar un conflicto con España fue el apresamiento de un barco corsario comandado por Robert Jenkins cerca de la costa de Florida. El capitán de navío Julio León Fandiño apresó el barco corsario y cortó la oreja de su capitán al tiempo que le decía (según el testimonio del inglés): «Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve.» A la sazón, el tráfico de ultramar español se veía constantemente entorpecido e interrumpido por los piratas ingleses. En su comparecencia ante la Cámara de los Lores, Jenkins denunció el caso con la oreja en la mano, de ahí que los ingleses conozcan el conflicto como «Guerra de la oreja de Jenkins».

Vernon estaba envalentonado tras el saqueo de la mal guarnecida plaza de Portobelo (Panamá), y el inglés desafió a Lezo, a lo que el marino español contestó:

«Si hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera su Merced insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía.»

La flota inglesa, la agrupación de buques de guerra más grande que hasta entonces había surcado los mares (2.000 cañones dispuestos en 186 barcos, entre navíos de guerra, fragatas, brulotes y buques de transporte, y 23.600 combatientes entre marinos, soldados y esclavos negros macheteros de Jamaica, más 4.000 reclutas de Virginia bajo las órdenes de Lawrence Washington, medio hermano del futuro libertador George Washington), superaba en más de 60 navíos a la Gran Armada de Felipe II (de hecho, solo fue superada en navios por la flota del desembarco de Normandia ... en 1944). Para hacerse idea del mérito estratégico de la victoria, baste decir que las defensas de Cartagena no pasaban de 3.000 hombres entre tropa regular, milicianos, 600 indios flecheros traídos del interior, más la marinería y tropa de desembarco de los seis únicos navíos de guerra de los que disponía la ciudad: Galicia, que era la nave Capitana, San Felipe, San Carlos, África, Dragón y Conquistador. Blas de Lezo, sin embargo, contaba con la experiencia de 22 batallas.

Lezo empleó tácticas muy novedosas de combate, tales como disparar balas de cañón entrelazadas con cadenas para desarbolar y desaparejar a numerosas las naves atacantes, proteger las murallas con sacos terreros (que evitaban el efecto devastador del cañoneo continuo de los ingleses) o simular mediante falsos desertores que cierta parte de las murallas defensivas estaban peor protegidas (lo que provocó un precipitado ataque inglés que fue duramente castigado por los defensores españoles).

El sitio de Cartagena de Indias fue una gran victoria con una enorme desproporción entre los dos bandos. Sin embargo, en la ya mentada Enciclopedia Espasa de Historia de España e Hispanoamerica, cuando se desarrolla la entrada "Cartagena de Indias" se limitan a escribir que la ciudad "resistió" varios ataques ingleses. No hay ninguna mención a Blas de Lezo. No se especifica que aparte de "resistir" se derrotó indiscutiblemente a los ingleses y neutralizó su poderío naval durante varias décadas (de hecho hasta Trafalgar). No es lo mismo resistir, que derrotar. Los ingleses cuando escriben sobre la Batalla de Inglaterra no dicen que la RAF "resistió" a la aviación alemana de Göering. Especifican claramente que La Batalla de Inglaterra supuso la derrota de los alemanes en el aire. Dos maneras distintas de interpretar la Historia.

Tan colosal derrota de los ingleses aseguró el dominio español de los mares durante más de medio siglo hasta que lo perdió en Trafalgar, cosa que la historia inglesa no reconoce. Humillados por la derrota, los ingleses ocultaron monedas y medallas grabadas con anterioridad para celebrar la victoria que nunca llegó. Tan convencidos estaban de la derrota de Cartagena que pusieron medallas y monedas en circulación que decían en su anverso: «Los héroes británicos tomaron Cartagena el 1 de abril de 1741» y «El orgullo español humillado por Vernon».

Fue justo lo contrario: con sólo seis navíos, 2.830 hombres y mucha imaginación, Blas de Lezo derrotó a Vernon, que traía 180 navíos y casi 25.000 hombres. Fue tal la derrota que el Rey de Inglaterra, Jorge II prohibió hablar de ella o que se escribieran crónicas alusivas al hecho, como si nunca hubiese ocurrido, bajo pena de muerte. Mientras en su retiro, el almirante Vernon se alejaba de la bahía con su armada destrozada le gritaba al viento una frase: «God damn you, Lezo!» (¡Que Dios te maldiga Lezo!). En respuesta escrita a Vernon, Blas de Lezo pronunció la inmortal frase:

«Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque ésta sólo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres, lo cual les hubiera sido mejor que emprender una conquista que no pueden conseguir.»

Blas de Lezo falleció en Cartagena de Indias al contraer la peste, enfermedad generada por los cuerpos insepultos (casi todos ingleses) ocasionados por los sucesivos combates.

Sirva modestamente este blog para recuperar su figura y los valores que representa en cuanto a la etica profesional del militar y lealtad a su corona.

jueves, 16 de junio de 2011

DAME UNA CAUSA (CUALQUIER CÁUSA) Y TE LLENARÉ LA PUERTA DEL SOL

Ese podría ser el eslogan promocional de los publicistas de mañana. A este paso no seria nada raro que algún avispado empresario (históricamente tan adaptables al medio hostil como las jerarquías eclesiásticas) decidiera que dado que las ventas de casi todo han bajado, seria bueno dedicarse a alguna tarea social. Hay grupos y seguidores de casi todo en Internet, que es dónde hoy en día se planea el asalto del Palacio de Invierno. No lo he buscado (¡Dios me libre!), pero seguro que hasta la casaca de Torrebruno debe tener seguidores suficientes como para llenar varias Puertas de Sol.

Y dado que Facebook, Twitter y otras redes sociales ofrecen muchísima información pública sobre nuestras filias, fobias y seguidores, no debería ser muy difícil "agitar" las pasiones e instintos de los miles de "fans" de una determinada "causa". Cuanto más visceral y básica sea, mejor. Todo lo que verse sobre sexo, estómago, ocio, hedonismo y gratuidad total de casi todo tiene enormes posibilidades de agrupar a miles de seguidores. Si, además, conseguimos asentar la idea de que "usted tiene derecho a esas cosas" será mucho mas fácil conseguir un alto nivel de indignación pues evidentemente no todo el mundo va a poder disfrutar de la misma vida sexual que Errol Flynn, por poner un clásico o estar dotado de la misma belleza que Liz Taylor o de la misma inteligencia que Ortega y Gasset o la misma capacidad de trabajo de mi abuelo, el maestro de Huitar. Y eso cabrea muchísimo. ¿Por que razón no soy yo tan guapo como Brad Pitt? ¡Tengo derecho a ello! ¡Me lo han asegurado otros miles de feos! ¡Ay, la envidia! El español y los siete pecados capitales.

Pero bueno, ya hemos visto que lo primordial es conseguir agrupar a unos miles de seguidores. Luego hay que enfadarles y subir gradualmente hasta indignarles. Ya hemos visto como. Una vez indignados, la cosa viene rodada. El 15-M de 2011 quedo demostrado que las autoridades estuvieron dispuestas a permitir a las turbas cosas que serian severamente penadas si fuesen realizadas con calma y sin asomo de indignación. ¡Indignémonos pues! ¿A que esta esperando?

¿Quiere usted que los chulos de piscina sean desterrados a una isla volcánica? (yo me haría "fan" de una causa así). ¿Los políticos no escuchan su justísima demanda? ¿No han tenido la sensibilidad de incluirla en sus programas? Pues no se preocupe, que nuestra empresa empieza a movilizar a los miles de ciudadanos que acamparían en Sol para erradicar a esos macarras de los baños públicos. Se cuentan por millones, a juzgar por nuestros estudios de foros sociales (por ejemplo: "Odio a Pepito Piscinas" tiene más de 500.000 fans ¡solo en Facebook! ¿Se imagina lo que podemos conseguir con esos 500.000 indignados?)

¿Le desasosiega a usted no pasar de 1,68 de estatura y ser gordito? ¡Tranquilo! Nuestra empresa es capaz de convocar a todos los bajitos regordetes de la UE (unos 15 millones según nuestras bases de datos) para exigir la promulgación de una Ley para subvencionar alzas Sarkozy y otra de "engorde forzoso" para los delgados a base de tartas de merengue, donuts y panceta (Objetivo 2015: 85% población UE con obesidad mórbida). Si la cosa no colase a la primera, no se preocupe. Podemos conseguir que entre 20.000 y 45.000 gordos europeos persigan indignados a los políticos más altos y esbeltos de la Comisión para hacerles ver a golpes las ventajas del sobrepeso y lo antidemocrático de su obcecada ceguera.

Además, la indignación crea adicción. Hemos comprobado la existencia del multi-indignado. Se trata de personas muy comprometidas con la Democracia de verdad, dispuestas siempre a abrirle la cabeza a cualquiera que no se indigne por "el acoso moral al escarabajo pelotero", ni por "la brutalidad de comer ostras crudas", ni por "el mensaje racista de un Darth Vader negro". Una vez que te indignas, sales a la calle, gritas, rompes cosas y te embriagas viendo tu foto en los periódicos con el encabezado de "La Libertad guiando al pueblo", hay que reconocer que resulta muy difícil no pasarse la vida cabreado. Angry pays! Los indignados son, en realidad, una versión moderna del viejo cascarrabias. El abuelo gruñón, al que todo le molestaba. La diferencia estriba en que el cascarrabias de antaño rumiaba su frustración en silencio o, a lo sumo, en el sufrido círculo familiar.

¿Le indigna que miles de personas concentradas en Sol le griten a usted y a otros millones como usted que no son demócratas "de verdad"? Tranquilo, sabemos como acabar con ello. ¿Ustedes son millones, verdad…?

miércoles, 15 de junio de 2011

¿CÓMO OLVIDAR EL HOLOCAUSTO?

Pequeños ... ¡Vosotros sois nuestros hijos!
Con ocasión de haber publicado mi “DICCIONARIO BIOGRÁFICO DE NAZISMO Y III REICH”, debatía hace unos días con un grupo de personas acerca del antisemitismo europeo y especialmente del español (pañuelitos palestinos, agresiones y prensa incendiaria).

La conversación derivó hacia el Holocausto y cual no fue mi sorpresa cuando la mayoría del grupo (personas con una cierta base humanística o, dicho de otro modo, nacidas todas en los años sesenta) coincidió en algunas ideas que me temo se están asentando cada vez más en nuestra sociedad. Las sintetizo pues, por disparatadas que sean , lo cierto y verdad es que estan bien arraigadas:

1. “Aburrimiento”: Ya se hablado demasiado del Holocausto y es una materia que cansa.

2. “Victimismo”: Israel está rentabilizando (política y económicamente) esa tragedia desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

3. “Equidistancia y equiparación”: Lo que Israel está haciendo ahora con los palestinos es lo mismo que los nazis hicieron con ellos.

4. “Y tu más”: los judíos son los primeros racistas de la Historia y los primeros en considerarse el Pueblo Elegido. ¡Algo habrán hecho para ser siempre perseguidos! (un argumento que me recuerda cierta lamentables sentencia en la que el juez dictaba que la mujer había sido violada “por vestir muy sexy”)

Ante estos disparates históricos y, sobre todo, aberraciones morales solo me resta sentirme muy satisfecho por haber aportado a la ingente bibliografía sobre el horror del nazismo y el holocausto un modesto granito de arena (eso si, voluminoso cual tomo de la Espasa). Escribir supone siempre un gran placer, pero tambien muchas renuncias y, con este libro, creo que están más que justificadas. Ojalá que quienes no estamos dispuestos a olvidar, sigamos aumentando la bibliografía contra el oprobio del olvido.

Creo que nunca se hablará lo suficiente del Holocausto, ni llegaremos a conocer unos gramos siquiera de aquel infierno al que tan alegremente tanto irresponsable pretende olvidar.

Nota: adaptación de una entrada en la web de Cesar Vidal en: http://www.cesarvidal.com/index.php/ver-blog/de_antisemitismo_y_enigmas/P1330/

martes, 14 de junio de 2011

Carta a un amigo acampado en Sol (2ª parte)

Querido amigo:

Hace unas semanas discutí contigo sobre las incongruencias de un movimiento que pretende arrogarse la representación democrática, por canales nada democráticos. Como demócrata los tres aspectos que más me molestan del movimiento es lo siguiente:

1. El titulo. De entrada, vuestra tarjeta de visita mosquea a los muchos que estamos convencidos de que ya tenemos una democracia real, si bien manifiestamente mejorable. Pretender arrogaros la "realidad" de la "Democracia", no solo es pretencioso sino que nos deja a la mayoría de españoles bajo sospecha de ser pseudo-demócratas (¿apoyamos con nuestros votos a un sistema degenerado?) o de ser sencillamente idiotas (pobres de nosotros, no somos capaces de ver el brillo de vuestra Verdad en toda su magnificencia). Franco, ese gran "adalid" de las libertades, también hablaba de Democracia “Orgánica”. La Alemania subyugada por el comunismo era por supuesto una Republica Democrática Alemana. Cuando se añade un epíteto a palabras hermosas y llenas de contenido en si mismas, creo que hay algo que no funciona. Y eso me inquieta.

Viene al caso aquella frase de Marx (el genuino, el que con su ingenio no justifico millones de muertos y si de carcajadas) cuando los hermanos Warner trataron de impedirle el uso de la palabra "Casablanca" por haberla ellos registrado en 1941, tras rodar la famosa película de Bogart. Reproduzco de memoria, pero más o menos les escribió algo así: "Queridos Hermanos Warner: si les aceptara que la palabra Casablanca les pertenece por haber rodado esa película en 1941, entonces ustedes tendrán que renunciar a usar la palabra "hermanos" (Warner Brothers/Bros) por ser nosotros "hermanos" desde 1916, mucho antes de que ustedes crearan su empresa..."

Marx tenía razón. Hay palabras cuyo monopolio no puede pretenderse. Son patrimonio de todos. Y entre ellas se cuentan las mas sagradas: Democracia, Paz, Tolerancia, Libertad, Solidaridad, Fraternidad, Dialogo,... Por eso me indigna que un grupo decida en mi nombre, y sin mi democrático voto, que es “real” y que un simple sucedáneo.

2. El fondo. Ideologización. El 15-M empezó con unas ideas muy claras de regeneración democrática pero, por desgracia, en muy poco tiempo el abanico se abrió tanto que se transformó en un programa electoral a la izquierda de Izquierda Unida. Abundaban consignas ecologistas y muchos “Noes” (Nucleares No, No a la Guerra, No al BM y al FMI, No al capitalismo...). Ese ideario, aún no compartiendolo, me me parece perfectamente legítimo, pero para defenderlo en democracia no hay que tomar la calle. Me remito a la ética cívica y democrática, que no pueden reivindicarse precisamente saltándoselas a la torera. Es una contradicción en los términos en la que han caído sistemáticamente todos los líderes totalitarios (defiendo la Libertad encerrándote por disentir; defiendo la vida ejecutándote por discrepar...). Ya sé que el debate sigue abierto y que crece la frustración entre muchos de los pioneros del movimiento. Es comprensible que moleste.

3. La forma. Vuelvo al inicio de todo. Creo que el 15-M perdió una gran parte de la legitimidad social y muchas simpatías que había recabado (entre otras, la mía) cuando decidió saltarse las leyes y, por debajo de ellas, las normas de convivencia. A mi eso no me parece un mal necesario. El fin no justifica los medios. La urbanidad, el civismo, la ciudadanía y el respeto a las instituciones son esenciales para que no se vaya todo al carajo.

¿Te imaginas mañana 20.000 personas en Sol exigiendo la presidencia del gobierno para Belén Esteban o Cristiano Ronaldo y "Supervivientes" como currículo académico de nuestros jóvenes? Hay miles de personas que aprobarían esas propuestas alternativas, ambos lo sabemos (sobre todo si cala la idea de que nuestra democracia no es real). También hay miles que aprobarían cortarle los testículos a los violadores o la mano a los ladrones (por supuesto, en contrapartida, también podría haber miles de abusadores sexuales reclamando su libre derecho a violar niños). Me temo que si mañana se planteara en serio la vuelta de los espectáculos de gladiadores, también habría miles de personas dispuestas a concentrarse en Sol si con ello veían cumplidas sus aspiraciones.

Si en democracia el simple hecho de "Tomar la calle" legitima cualquier propuesta me temo que podemos tener acumulación de "Marchas sobre Roma" y "Putsch de la cervecería". En ese sentido, Aguirre ha acertado: Mussolini y Hitler (también la kale-borroka) siguieron la estrategia de tomar la calle denunciando que la democracia vigente estaba podrida. Ellos, por supuesto, tenían la receta para regenerarla y ya sabemos de qué modo lo hicieron. ¿A quien representan las asambleas de barrio? Como diria Zola: Yo acuso… que a mi no me representan.

Personalmente, y puestos a elegir fórmulas alternativas, prefiero mucho más el arcaismo de reunirse en el Agora para debatir los asuntos públicos. Pero conviene recordar que esa actividad cívica tan importante en la polis griega seguía unas normas estrictas de convivencia (¡otra vez!) y se fundaba en la oratoria, no en el ruido ni en la agitación que hoy envuelve nuestras vidas. El Ágora era, además, un lugar sagrado (en sentido literal) y, por cierto, centro de la vida comercial de Atenas. Nunca se vio el Ágora invadido de chinches, ni sus comerciantes agraviados. Te puedo asegurar que los hoplitas (¿o quizás peltastas?) de la primera Democracia de la Historia habrian desalojado a los profanadores del "espacio público" de manera tal que los antidisturbios que tanto os aconjogan os parecerían July Andrews en "Sonrisas y Lágrimas" (exactamente al principio de la película cuando aún es una alegre novicia).

Por eso yo, hombre obcecado, sigo defendiendo que en democracia los cauces no pasan por "tomar la calle" (aparte del constitucional derecho a manifestarse, solo faltaría). Hay muchas formas, y una de ellas crear un partido o una plataforma (tipo EQUO). Nadie ni nada os impide hacerlo (¡si, estamos en una democracia real!) y eso os permitiría conocer -sin ensoñaciones- el verdadero peso democrático que tenéis. Me temo que mucho menos del que pensáis tras la borrachera mediática de vuestro efímero mes de vida.

Habéis estado jugando a los "revolucionarios" en un contexto claramente democrático, en dónde precisamente por serlo se os deja hacer y molestar (es preciso que como ciudadano y amigo te diga que habéis sido molestos). Así es muy fácil, amigo. Creo que os habéis empachado de (auto) atribuiros calificativos a menudo demasiado serios y nobles. Habéis fagocitado esos atributos heroicos de los libros de historia, de algunos ensayos políticos y de la mística cinematográfica. Pero creo que también aquí habéis “okupado” unos valores que no os pertenecen. Habéis imitado la coreografía de otras revoluciones "reales", pero yo opino que aquí y ahora no los merecéis. Y eso también me molesta en el 15-M, quizás porque conozco bien como lucharon contra el totalitarismo otros revolucionarios de verdad. Para héroes los universitarios de la "Rosa Blanca", enfrentados contra Hitler. ¡Esos si!. Lo vuestro ha sido una "performance" cuyo “fundido en negro” final dejara reducido el movimiento a unas siglas políticas que trataran de rentabilizar con unos miles de votos el ruido de las cacerolas. Además, me temo que el movimiento va a sufrir escisiones cainitas (cada una de las cuales pretenderá haber heredado el fuego de Prometeo) y purgas frustrantes (afortunadamente también simulacros de las purgas estalinistas o nazis). Triste final para una indignación en su origen muy justificada.

Querido amigo, te he escrito todo esto tal cual lo siento, porque te conozco y sé que tu inteligencia y corazón no te instaran a quemar este mensaje, ni a tildarme de fascista.

sábado, 11 de junio de 2011

LA PROFESIONALIDAD Y FORMACIÓN COMO IMPERATIVO MORAL EN LAS ORGANIZACIONES HUMANITARIAS

Existe la creencia bastante extendida de que una ONG es una institución solidaria sin ánimo de lucro, integrada por un grupo de personas, más o menos idealistas; más o menos generosas, que aúnan esfuerzos e ilusiones para potenciar una causa al servicio de una determinada comunidad.


Esfuerzo, solidaridad, idealismo e ilusión son ingredientes necesarios pero no suficientes para gestionar adecuadamente los proyectos humanitarios de hoy en día. Se tiende a pensar que la ausencia de ánimo de lucro (siendo el lucro el objetivo primordial y legítimo de la empresa privada; aunque no el único en aquellas que asumen su Responsabilidad Social) supone una merma de profesionalidad en las ONGs; y eso no es cierto. Una ONG humanitaria, por definición, trabaja con personas muy vulnerables que sufren las consecuencias de los conflictos y las catástrofes. En estos casos hacer mejor o peor el trabajo tiene un impacto directo en la calidad de vida (y si se apura, hasta en la propia vida) de esas personas. La profesionalización (y eso incluye una adecuada formación), por lo tanto, no es una opción sino un imperativo moral.

Por situar las cosas en su contexto, en la actualidad una organización humanitaria de carácter internacional de tamaño medio-grande puede emplear directamente a más de 5.000 trabajadores en unos 50 países. No es una cifra baladí. Gestionar eficazmente a esos miles de trabajadores, dispersos en tantos países y conseguir que los proyectos humanitarios se ejecuten correctamente, con transparencia, dentro de los plazos previstos y en el marco presupuestario aprobado exige algo más que buenas intenciones. La transparencia que algunas ONGs consagramos en nuestras cartas de principios y códigos éticos supone rendir cuentas periódicamente a la sociedad (auditorias externas e internas, certificaciones). Nadie cuestiona que una mala gestión, una falta de profesionalidad, deslegitima inmediatamente a quienes incurren en ella. Profesionalidad y formación, por tanto, suelen ir de la mano. Una organizacion humanitaria, además, no "produce", no fabrica, no tiene nada más que su reputación fundada en su buen hacer y en la confianza que sea capaz de transmitir al resto de la sociedad.

Quien, como en mi caso, haya desarrollado su carrera profesional tanto en la empresa como en la ONG encontrará muchas similitudes en los procesos y técnicas de gestión; salvando el fin social y la ausencia de ánimo de lucro en las ONG. A pesar de esas similitudes, las ONG se enfrentan a complejidades añadidas en el desempeño de sus proyectos, lo que hace que la formación especializada y de calidad resulte casi ineludible. De nuevo el imperativo moral. Muchas organizaciones humanitarias actúan en contextos culturales muy distintos a los de su país de origen, cuentan con profesionales de diversas nacionalidades que trabajan en un mismo proyecto, operan en entornos sociopolíticos extremadamente complejos o abiertamente conflictivos (guerras, revoluciones, ...), tienen detectadas debilidades formativas del personal contratado localmente (en ocasiones con un bagaje formativo muy pobre, pues nunca tuvieron acceso a una educación reglada), cuentan con escasos o inexistentes recursos de toda índole (humanos, financieros, etc.); y a todo ello hay que añadir las dificultades logísticas que lastran el trabajo diario (ausencia de transportes y carreteras, de sistemas fiables de telecomunicaciones, inseguridad física y jurídica, etc. ...). Como dato anecdótico baste decir que si la ONG en la que trabajo fuéra una empresa exportadora de azulejos la mayoría de países en los que intervenimos no obtendría cobertura alguna de seguro de cobro por considerarse el riesgo-país muy alto.

Es en ese entorno turbulento en dónde algunas ONG debemos actuar con la más estricta profesionalidad y rigor y para ello nada mejor que la formación y el reciclaje de nuestros trabajadores.

Pero la formación no solamente es una inversión orientada al mejor desempeño laboral de los trabajadores de la ONG; sino también una herramienta de capacitación de los numerosos trabajadores locales que participan en los proyectos humanitarios de las ONG. El objetivo último de esa formación es, por tanto, que sean las propias comunidades las que gestionen los proyectos de los que ellas mismas se beneficiaran. La formación pone a su disposición nuevos recursos (TIC, e-learning, ...), técnicas (marketing, diagnóstico de necesidades, logística, ...) o habilidades directivas (gestión del tiempo, negociación, liderazgo, ...) para que sean adaptados a su específico contexto. Esa adaptación facilita lo que se conoce como “aprendizaje cooperativo” o, dicho en otras palabras, el intercambio de conocimientos y técnicas entre formadores y formados, de tal manera que ambos grupos terminen el ciclo formativo sabiendo más que al inicio. Sócrates denominaba “mayéutica” a la facultad del profesor para extraer del interior del alumno lo que éste ya sabía.

En estas circunstancias la formación es una clara inversión en el desarrollo socioeconómico de los países y por lo tanto una responsabilidad social más de las ONG que saben invertir en ella y de las empresas e instituciones que las apoyan.

LA RSC DE LAS MULTINACIONALES EN ZONAS DE CONFLICTO: ¿PAZ O CONFLICTOS BÉLICOS?

¿Pueden las multinacionales que intervienen en zonas de conflicto, facilitar un proceso de paz o más bien lo que hacen es exacerbarlo?


Esta fue, ni más ni menos, la compleja pregunta que la UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE CALÍ (Colombia) nos planteó hace casi dos años a un grupo de investigadores, profesores y actores sociales a los que había invitado como ponentes en el III Congreso Internacional de RSE (19-21 de agosto, 2009). Tuve el honor participar como conferenciante con personalidades tan relevantes como la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, el "gurú" de NNUU en ética del Desarrollo Bernardo Kilksberg, la controvertida senadora colombiana Piedad Córdoba o el catedrático, escritor, humanista y ex secuestrado de las FARC Oscar Tulio Lizcaíno. Ha llovido mucho desde aquel congreso, pero creo que viene bien recordar algunas interesantes ideas que allí se barajaron.

Antes de desarrollar algunas conclusiones clave del Congreso en cuanto al rol de las multinacionales en los procesos de rehabilitación posbélica, me gustaría hacer un inciso acerca de la Universidad de Calí, de los congresistas y del público asistente. En primer lugar, confieso que nunca en mi vida como conferenciante había hablado ante tantas personas (más de 3.000 asistentes según datos de la USC), ni tampoco ante una audiencia tan cultivada como cortes. Para un estudioso de la ética y docente no hay nada más gratificante que un público interesado y participativo. Parafraseando el texto bíblico me atrevería a escribir que “por sus preguntas les conoceréis”. ¡Y que preguntas! ¡Que bien planteadas y con cuanta educación! En una época en la que la zafiedad y la grosería más execrable son patente de corso y hasta una nota de estilo, sentí en Colombia que a pesar de un conflicto que tiene exactamente mi edad (las FARC nacieron en 1964) sus ciudadanos han salvaguardado lo que antaño denominábamos urbanidad o cortesía. Afirma Comte-Sponville en su maravilloso “Pequeño Tratado de las Grandes Virtudes” que aunque la cortesía no es realmente ética sino “apariencia” de ella, es sin duda esencial para la convivencia pues a costa de repetir el “buen hábito” (saludar, ceder el sitio, ayudar al débil,...) llegamos a construir un “buen carácter” (justo, generoso, tolerante, ecuánime, solidario,...). Así es como se define la ética: la forja de un (buen) carácter.

Pero cuando hablamos de rehabilitación posbélica se parte de la base de que, previamente, existió un conflicto. Y en un conflicto bélico abunda la muerte, la violencia y la tragedia de matar o morir. Durante el congreso tuve la oportunidad de cenar con Rigoberta Menchú quien nos contó, con su voz dulce y bajita, que a pesar de haber sufrido en sus propias carnes el horror de la guerra estaba dispuesta a perdonar a sus verdugos. No es un comentario sorprendente viniendo de una Nobel de la Paz y sin embargo... hay que poseer una enorme fortaleza moral para saber perdonar los horrores y vejaciones a los que ella y su familia fueron sometidos bajo la dictadura guatemalteca. Pero el perdón no es un cheque en blanco. A continuación Rigoberta Menchú añadió, con tanta dulzura como determinación “... pero para perdonar es preciso que los victimarios pidan perdón. Si no muestran arrepentimiento, si no solicitan el perdón ¿Quién podría concedérselo?”

Otro de los ponentes fue Oscar Tulio Lizcaino, quizás, la personalidad que más me impresionó de entre todos los congresistas. Es un hombre notable (catedrático, escritor, poeta, ex senador y ex alcalde) cuya vida fue abruptamente truncada hace doce años años, cuando fue secuestrado por las FARC. Estuvo secuestrado durante 9 años (¡nueve!) y en su terrible y largo cautiverio envejeció, enfermó, sufrió, creyó morir y, sobre todo, desarrolló una inmensa sensibilidad humana. Nos contó que durante su largo secuestro consiguió mantenerse vivo y cuerdo gracias al constante recuerdo de su esposa “Martita”, a los poemas de Miguel Hernández que siempre llevaba consigo y a los árboles de la selva a los que bautizó con el nombre de sus antiguos alumnos para darles clase todas las mañanas... Fue así como consiguió sobrellevar la soledad inmensa del secuestrado y la tristeza destructiva de quien sabe le han robado su vida. Narra todo esto en un emotivo libro de memorias (“Años de silencio”) que publicó justo después de su increíble fuga. Oscar Tulio Lizcaino todavía presentaba un aspecto frágil y demacrado; sin embargo cuando empezó a hablar descubrí ese tipo de fuerza interior que a lo largo de la historia a convertido a gentes normales en héroes sublimes. No mostró resentimiento. Solo anhelaba que la paz volviera a Colombia, para que ningún otro colombiano tuviera que soportar la tortura a la que él fue sometido; para que nunca más el recuerdo sagrado de Bolívar vuelva a ser mancillado por quienes lo instrumentalizan para destruir todo aquello por lo que luchó aquel héroe de Independencia... Esta forma de pensar es la base de la construcción de paz y esto me lleva a la pregunta inicial ¿Qué pueden hacer las multinacionales para favorecer la construcción de paz y prevenir los conflictos?

Durante el Congreso Responsabilidad Social de las Multinacionales en países en conflicto expuse las siguientes conclusiones en las que creo que existe un acuerdo mayoritario entre los diferentes grupos de interés. Algunas de estas ideas resultarán muy conocidas a los conocedores del nuevo paradigma de la RSC:

– La saturación de los mercados tradicionales (UE, EEUU) está provocando desde hace unos años un creciente interés por parte de grandes corporaciones en nuevos mercados alternativos (America Latina, África), algunos de los cuales sufren conflictos bélicos (declarados o no) o están en proceso de rehabilitación posbélica.

– Las organizaciones son responsables de lo que hacen u omiten, especialmente en “Estados frágiles” o en proceso de reconstrucción. Quienes defienden la amoralidad de la empresa empiezan a quedarse solos. Las externalidades (positivas o negativas) de la empresa empiezan a preocupar a la ciudadanía no solo en los países pobres, sino también en los ricos (en donde el consumidor responsable, la sociedad civil y los medios tienen un creciente poder). La Responsabilidad Social conduce a la legitimación social de la empresa, lo que es esencial no solo para crecer sino para sobrevivir en ciertos contextos (America Latina) en los que la reputación de las multinacionales es muy negativa.

Diferencia entre Ética y Ley. La primera es voluntaria, la segunda obligatoria. La Responsabilidad Social, integra la esfera de la ética, y por tanto debe ser voluntaria, lo que no excluye que sea necesario el impulso estatal (esa sería una de las “responsabilidades” del Estado). Por supuesto, antes de desarrollarse acciones de RSE, las multinacionales lo que deben hacer es cumplir con las leyes. Solo lo que mejore, perfeccione o complete las leyes vigentes puede ser calificado de “Responsabilidad Social”. Limitarse a cumplir la ley (obligatoria) es “Legalidad”. Sin embargo existen muchísimas leyes no solo injustas, sino a menudo insuficientes. Es en estos casos cuando las multinacionales tienen la capacidad y libertad para “ser responsables”, para mejorar lo que saben que es insuficiente ...

– En el ámbito de la RSC, hay tres grandes Derechos “protegidos”: Medio ambientales, Sociolaborales y Derechos Humanos

– Las decisiones de una multinacional en contexto de conflicto bélico o de rehabilitación, ya no pueden ser tomadas exclusivamente por su Consejo de Dirección o por sus accionistas. Existe un claro consenso en la necesidad de dialogo con los diferentes “grupos de interés”

Desde el punto de vista de la racionalidad económica, la paz es mucho más rentable que la guerra. La paz es un círculo virtuoso que facilita la estabilidad económica y ésta, a su vez, genera y consolida más paz social y política.

– No hay dudas: las empresas (nacionales o multinacionales) en zonas en conflicto tienen la capacidad de exacerbar o paliar el conflicto. Por tanto, más allá de la simple filantropía, las políticas coherentes de RSC de las grandes multinacionales en zonas de conflicto suponen un enorme impulso para la prevención o finalización de conflictos.

¿Qué es lo que supone un conflicto en términos económicos? En primer lugar, lo más evidente: la pérdida de vidas humanas. Aparte del drama personal de toda muerte violenta, ésta además suele generar una espiral de violencia, terror o resentimiento que ralentiza y dificulta la paz y la futura reconstrucción del país. La guerra no solo mata, sino que desvía (reclutamientos forzosos, secuestros, etc) o expulsa (refugiados o desplazados) al “capital humano” más apto para el desarrollo socioeconómico del país. Pero además, la guerra supone la destrucción del capital físico (infraestructuras, propiedad privada, tierras, carreteras, escuelas, etc.) y social (instituciones sociales, asociaciones, leyes, economía de guerra que detrae inversiones en salud y educación para potenciar el gasto militar o defensivo, etc.). Es por todas estas razones por las que el Banco Mundial estima que un conflicto civil supone una disminución del 2% anual de la producción “per capita”. Desde está óptica estrictamente economicista no hay duda de que la guerra no es rentable. Sin embargo, que estos datos no nos hagan perder de vista lo peor de la guerra: la perdida de vidas y la vulneracion de los derechos básicos.

Un estudio publicado por FRIDE (2009) concluyó que la construcción de paz tiene también una dimensión económica. Hace pocos meses el prestigoso "The Economist" publicaba un articulo en el que relacionada la penuria económica (a largo plazo) de los paises con la inexistencia de libertades y brotes de violencia, guerra y conflictos (y no la inversa, como a menudo se suele pensar). Las revueltas del múndo árabe podrían ser un ejemplo reciente. La Revolución Francesa de finales del s. XVIII fue debida al hambre causada por el desabastecimiento de trigo, no nos olvidemos. Hay otras razones, por supuesto, pero sin caer en una interpretación "materialista" de la Historia los conflictos tienen una importante raiz económica.

El objetivo de la reconstrucción posbélica no consiste en repetir las mismas condiciones previas al conflicto sino crear nuevas condiciones que favorezcan la paz y el desarrollo sostenible. En este sentido, la estrategia de Construcción de Paz de la AECID (Agencia Española de Cooperación y Desarrollo) se basa en promover actividades de desarrollo y fortalecimiento de la empresa privada para la creación de empleo, la recuperación de los mercados y los intercambios comerciales y el incremento de inversiones en la región afectada. Las multinacionales, por tanto, empiezan ya a ser consideraras como actores de desarrollo, al lado de otros grupos de interés históricamente más legitimados como son las ONGs o los organismos internacionales multi y bilaterales. Es importante, por tanto, que desde el ámbito público se faciliten mecanismos de dialogo multistakeholder, para generar sinergias entre todos los que “afectan o son afectados por las decisiones de la empresa”: partes en conflicto (guerrilla, paramilitares, ejércitos), proveedores locales, empresas, administraciones públicas, ONGs, comunidades indígenas, cooperativas, bancos, universidades, organizaciones de la sociedad civil, etc.

Algunas de las propuestas concretas para construcción de la paz que pude plantear durante el Congreso fueron las siguientes:

1.Crecimiento económico como pilar de pacificación. Rentabilidad acompañada de crecimiento socialmente responsable: planes contra la pobreza y la exclusión; creación de empleo responsable (respeto de los convenios O.I.T.), inversiones socialmente responsables, fortalecimiento de redes locales, aportación fiscal de la empresa al desarrollo del país, etc

2.Apoyo del sector empresarial en los procesos de diálogo y negociación de paz (mediación entre las partes, promoción del debate público y empoderamiento social, etc)

3.Posicionarse públicamente por la paz y la no-violencia, incorporándola al proceso de toma decisiones, incluida la identificación de aspectos para la construcción de paz en los que la empresa puede intervenir (diagnostico de prácticas y políticas corporativas que favorezcan la paz y/o prevengan el conflicto, lucha contra la corrupción, lobby político a favor de la paz)

4.Potenciar una “cultura” empresarial basada en la reconciliación nacional entre empleados: lucha contra la fragmentación y el conflicto “étnico”, composición “híbrida” de equipos de trabajo, integración laboral de comunidades perseguidas, excluidas o marginadas, incluida la reinserción ex combatientes y los programas de Jobs for coexistence (destinados a personas que han sufrido o ejercido la violencia), educación para la paz y educación en valores.

5.Promoción de los Derechos Humanos, del humanitarismo y de la Educación para la paz: uso responsable de cuerpos de seguridad privados, refugiados y desplazados, Derechos Humanos, género, medio ambiente, comunidades indígenas, exigencia a proveedores de pautas éticas, etc.

6.Establecer responsabilidades de la empresa y hacerlas públicas (Memorias GRI, códigos de conducta, auditorias, etc). Transparencia como prueba de coherencia, una materia ampliamente estudiada y brillantemente expuesta desde hace décadas por la Fundación Etnor (Adela Cortina, Domingo García-Marzá, etc), organización de la que he aprendido casi todo lo que sé de ética de las organizaciones.

En agosto de 2009 fui invitado como conferencista por la Universidad de Santiago de Calí, pero al regresar a España tras tres días en esa hospitalaria ciudad tuve la sensación de que había recibido yo mucho más de lo que allí dejé. Mi agradecimiento a sus estudiantes y a esa audiencia colombiana que supo expresar con hechos, preguntas y silencios el verdadero sentido de las palabras “ética”, “responsabilidad” y “paz”. Con ese capital humano, creo que Colombia solo puede esperar un esplendoroso futuro.

LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE OPONERSE AL TOTALITARISMO. DISGRESIÓN SOBRE UN POEMA DE MARTIN NIEMÖLLER

¿Cómo fue posible que Alemania y Europa dejaran que Hitler tomara el poder? Se han dado respuestas de todo tipo: económicas, políticas y sociales. Por supuesto, hay una base claramente ética. El nazismo no se “construyó” en dos días. Su forja fue muy prolongada… y mientras tanto millones de ciudadanos callaron o asintieron.


Un soldado alemán de los "comandos especiales"
(a cargo de operaciones de exterminio), apunta con su arma
a una madre y su pequeña hija, segundos antes de
asesinarlas (algún lugar de Ucrania, 1942)
 Hace ahora justamente un año, publiqué un Diccionario Biográfico de Nazismo y III Reich; obra en la que invertí mucho tiempo, ilusión y energías. Es un libro voluminoso que fui escribiendo poco a poco durante muchas noches y fines de semana. Cuando me faltaban las fuerzas (y es algo que me sucedió en bastantes ocasiones) las recobraba mirando una fotografía terrible y que refleja todo el horror del nazismo. Creo que de las miles de fotos existentes sobre el holocausto es aquella la peor, la más terrible y no por lo que muestra sino por lo que oculta. En la fotografía, encontrada en el “álbum de recuerdos” de un nazi, un SS apunta con su arma a la cabeza de una madre (en la foto ella está de espaldas al verdugo, encogida). La madre abraza a una niñita de apenas unos pocos años. Ambas juntan sus caras y parecen protegerse mutuamente, como tratando de que su aliento y calidez borrara la inminencia del horror. Al mirar esa foto no puedo dejar de pensar ¿Qué sentía esa madre? ¿Cual no sería su angustia? La niña, en esa magia infantil que cree a los padres divinos e indestructibles, quizás pensó hasta el último segundo “mama me salvará…” Pero ¿Y la madre? Ella si sabía que ambas habrían de morir, ella si sabía que nada podría hacer por su hijita. ¡Cómo tuvo que sufrir aquella víctima anónima! Su sufrimiento pervive a través del tiempo y del espacio por mor de una simple foto, tomada por el cómplice de un asesino. Quizás porque soy padre no puedo evitar una difusa tristeza cada vez que miro esa imagen y percibo todo el horror que subyace en ella. Quizás porque soy padre sufro con aquella familia truncada por uno de los totalitarismos más sangrientos del siglo pasado y es entonces cuando me vuelvo a preguntar como pudo llegarse a esa situación...

Creo que en gran parte por la ausencia de una sociedad responsable dispuesta a enmendarle la plana a los vociferantes nazis. Erich Fromm lo explica muy bien en el capítulo VI de su “Miedo a la Libertad”.

Al reflexionar sobre la responsabilidad cívica de oponerse al tirano, resultan muy ilustrativos los versos del valiente pastor protestante alemán Martin Niemöller, encarcelado por los nazis de 1937 a 1945. Como le sucedió a muchos otros protestantes alemanes, Niemöller inicialmente simpatizó con los nazis al creer que significaban un resurgimiento nacional. Su patriótica autobiografía “Del U-Boat al Pulpito” (1933) fue muy alabada por la prensa nazi. Niemöller, además, compartía el anticomunismo de los nacionalsocialistas y su odio por la República del Weimar, a la que el mismo calificaba de “catorce años de oscuridad”. Sin embargo, a principios de 1934 Niemöller empezó a desilusionarse cuando Hitler inició su política de “Gleichschaltung” (“sincronización”). La idea esencial de esa nueva política religiosa era la “coordinación” de la Iglesia Evangélica para subordinarla a la autoridad del Estado, algo para lo cual Hitler se apoyó en el Obispo del Reich Ludwig Müller, un verdadero esbirro a las órdenes del Partido Nazi. Una de las imposiciones más notables de la Gleichschaltung nazi a las iglesias protestantes fue el llamado "párrafo ario" (Arierparagraph) que excluiría de la iglesia a todo creyente con antepasados judíos. En 1934, y para proteger a la Iglesia Luterana de esta intrusión estatal en asuntos religiosos, Niemöller fundó la Liga de Emergencia de los Pastores (Pfarrernotbud) y asumió junto con Dietrich Bonhoeffer (otro pastor valiente que pagó con su vida) el liderazgo de la Iglesia Confesional (Bekenntniskirche) en clara oposición a la nueva organización nazi de los Cristianos Alemanes. Durante el Sínodo General, en mayo de 1934, la Iglesia Confesional se reafirmó como la legítima iglesia protestante de Alemania y consiguió atraer a unos siete mil pastores a sus filas.

Enfurecido por los rebeldes sermones de Niemöller y por su creciente popularidad, Hitler ordenó su arresto el 1 de julio de 1937. El 2 de marzo de 1938 Niemöller fue juzgado por un tribunal especial y aunque fue encontrado culpable de ataques subversivos contra el Estado, la sentencia fue relativamente suave (siete meses de prisión en una fortaleza y multa de 2.000 marcos). Tras su puesta en libertad fue arrestado de nuevo por orden expresa de Hitler, pasando los siete años siguientes en los campos de concentración de Sachsenhausen y Dachau. En 1945, fue liberado por las fuerzas aliadas.

En su poema se sustenta la verdadera responsabilidad de los ciudadanos para oponerse a los verdugos y las consecuencias de no resistirse a las tiranías durante sus primeros intentos para establecerse. Martín Niemöller, aclaró que no se trataba originalmente de un poema sino de un sermón para la Semana Santa de 1946 en Kaiserslautern: “¿Qué hubiera dicho Jesucristo?”. He aquí una de las versiones del famoso poema (casi siempre es mal atribuido a Bertolt Bretch):

“Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar”.


A costa de repetirlo, el poema se ha transformado en un tópico, efectivamente, pero eso no le resta valor descriptivo en cuanto a lo que realmente sucedió en la sociedad occidental del primer tercio de siglo XX. Nadie se tomó en serio las amenazas del nazismo en ciernes y solo unos pocos valientes y anticipatorios supieron ver lo que escondía la verdad descarnada del nazismo. Y escribo la “verdad descarnada” con toda la intención, ya que el nazismo no ocultó ninguna de sus grandes líneas maestras, ninguno de sus objetivos cargados de nihilismo, resentimiento y destrucción (como tampoco lo hacen hoy el fundamentalismo). En este aspecto el nazismo fue muy “coherente”: publicaron pormenorizadamente sus planes futuros y los ventilaron sin complejos en todos los foros posibles, sin demasiado maquillaje, pues desde la cosmovisión nazi sus principios y valores no eran vergonzantes sino más bien todo lo contrario. ¿Por qué ocultarlos entonces? Las críticas tuvieron que haber surgido desde las democracias occidentales pues, al cabo, eran el primer objetivo a batir por el nazismo en cuanto llegara al poder. Sin embargo, en la década de los años treinta del siglo pasado, muy pocos estadistas democráticos supieron interpretar adecuadamente las señales.

Algunos estadistas brillantes y sensatos como Churchill se atrevieron a alzar la voz contra el nazismo y, sobre todo, se negaron a contemporaneizar con él. Por ello fueron tachados de belicistas e intolerantes; y supongo que aquellos hombres llegaron a sentirse como la legendaria Casandra, aquella hija de reyes troyanos y sacerdotisa del Templo de Apolo que anticipó la destrucción de su ciudad y sin embargo no consiguió ser comprendida por sus compatriotas hasta que acaeció la tragedia. Aquellos estadistas tuvieron que sufrir lo suyo durante años al ver a una Europa mendicante de una paz (en minúscula) que se anteponía a cualquier cosa, incluida su propia Libertad (en mayúsculas). La historia ha puesto en su lugar a aquellas políticas bienpensantes del "apaciguamiento" que, a la larga, alimentaron y oxigenaron al nazismo y nos llevaron directamente a la Segunda Guerra Mundial. Que nadie malinterprete estas líneas: afirmar los valores de la democracia no es compatible con propugnar la guerra preventiva, ni defender la aberración moral y legal de Guantánamo. Deberíamos ser capaces de encontrar un “Justo Medio” entre el vicio del apaciguamiento a toda costa y el vicio del ojo por ojo.

La "banalidad del mal", según la acertada expresión de Hannah Arendt, cubrió todos los ámbitos de actividad social en la Alemania nazi y el mundo en guerra. Hubo nazis y simpatizantes del nacionalsocialismo en casi todos los países europeos, algunos de ellos con una sólida tradición democrática, como el Reino Unido. Del mismo modo conviene tener presente que el nazismo no fue solo un movimiento de políticos y militares. Hubo nazis y opositores al régimen en todos los estratos de la vida social y profesiones. En mi diccionario biográfico discurren más de medio millar de vidas (y me he limitado solo a los personajes más relevantes) de deportistas, exploradores y aventureros, profesores, científicos, filósofos, religiosos, ocultistas y astrólogos, actores de cine, literatos y poetas, músicos, pintores y escultores, arquitectos, empresarios y hombres de negocios, jueces y abogados. Por supuesto, también políticos y militares, Gauleiter, ministros, SA, SS, de la Gestapo, héroes de guerra, espías, golpistas, intrigantes, traidores y asesinos.

El nazismo fue mucho más que vida política y militar. Los trenes cargados de prisioneros nunca habrían llegado a Auswitch sin la participación irresponsable y en muchos casos voluntaria de millones de cómplices, testigos silenciosos y ciegos cumplidores del deber (¡la infame "obediencia debida"!). El III Reich tampoco hubiera podido existir sin la inacción y el "apaciguamiento", igualmente irresponsable y suicida, de las potencias occidentales de la época. Los demócratas sin complejos deberíamos extraer consecuencias de este tipo de pasividad o apatía ante el crecimiento de la ideología totalitaria. Los enemigos de la democracia ni empezaron ni acabaron con el nazismo.

Haber buceado tanto en el fango del nazismo me instó a dejar patente mi admiración por las vidas y muertes heroicas de muchos protagonistas de esa época, y también mi repugnancia por las acciones de otros tantos. El haber tenido que escarbar en tanta miseria y podredumbre espiritual me dejó el alma atribulada. Es imposible procesar tanto horror, sin empatizar con las víctimas, sin imaginar qué habría sentido uno al verse sistemáticamente atacado y vejado por un régimen tan criminal como el nazismo. No sé lo que yo hubiera hecho ante las circunstancias extremas que tuvieron que afrontar muchos de estos protagonistas, pero sí sé lo que me habría gustado hacer. Al profundizar en las vidas de tantas personas que vivieron momentos tan difíciles, resulta sencillo extraer la verdadera esencia de la virtud y del vicio, del bien y el mal. Sin relativismos. De este modo, y sin pretender que estudiar el nazismo sea lo mismo que la lectura de un tratado de filosofía moral, sí creo que conocer bien ese espanto terrible de nuestra Historia puede ayudarnos a entender que hay acciones indudablemente buenas y otras innegablemente malas. Una vez más: no todo es relativo. No olvidemos que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 tiene su origen y justificación en los horrores del nazismo.