En mi opinión, no tienen mucho que ver, salvo en el hecho de que un grupo de anticlericales han decidido pervertir el respetable concepto de laico. No es la primera vez que ideas básicas para la convivencia civilizada son asaltadas, instrumentalizadas y profanadas por quienes no creen en ellas. La historia está llena de casos en los que el tirano más sanguinario afirmaba sus deseos de paz y concordia entre sus súbditos o vecinos. Horas antes de invadir Polonia e iniciar la Segunda Guerra Mundial Hitler hacía votos por ...la Paz (así, con mayúsculas, que parece que tiene más valor icónico)
Salvando las distancias con el nazismo, en España tenemos también la reciente y amarga experiencia de la permuta de "Paz" por "claudicación"; "Dialogo" por "chantaje" y "Tolerancia" por "trágala". Es algo que la ciudadanía va asumiendo poco a poco y llega un momento en que se acepta con naturalidad la perversión radical del término.
En la lógica del Partido Socialista de 2011 (¡que poco tiene que ver con otros partidos socialistas!) se trata de un guiso de cocción social lenta (o debería escribir "coacción"), cuyos ingredientes principales son:
1. Tergiversación, manipulación del lenguaje (Paz, Dialogo..) y uso eufemístico de ciertas palabras para ocultar la realidad (muerte con dignidad, interrupción voluntaria del embarazo, brotes verdes, etc). En este campo el PSOE es un consumado maestro. Victor Klemperer escribió sobre esas tácticas en su excelente ensayo "La Lengua del Tercer Reich". Vuelvo a insistir en que la España de 2011 no es la Alemania de 1933 (ni siquiera creo que sea, como algunos propugnan, parecida a la España de 1936), pero hay muchas concomitancias en el uso perverso del lenguaje realizado por los nazis y por el actual equipo socialista.
2. Uso de tópicos desgastados, falsos o históricamente descontextualizados (inquisición sanguinaria e intolerante, cruzadas fanáticas, iglesia criminal y enemiga de la "ciencia", la derecha es fascista, el empresario explotador, los intelectuales son de izquierdas, ...). Sin embargo el uso de estos "comodines" es muy eficaz ante un publico que no lee o que lo hace muy selectivamente en fuentes de su propia cuerda ideológica (generalmente televisivas, periodísticas o bloggeras; y en mucha menor medida libros puros y duros).
3. "Memoria Histórica" basada en el resentimiento y en la excitación de los instintos mas primarios de lo que queda de ciudadanía.
La instrumentalización irresponsable de la tragedia de la Guerra Civil Española es la cristalización de los dos puntos anteriores: mediante una aparente intención de "reconciliación" (una hermosa palabra ¿quien lo negará?) el presidente Zapatero ha conseguido precisamente lo contrario; la apertura de heridas que ya estaban cerradas y la polarización social entre derechas e izquierdas (o peor; entre "fachas" y "rojos"). Hubiera sido un noble gesto tratar de recuperar la memoria sin necesidad de volver a enfrentar a los nietos o bisnietos de las víctimas. La calificación de víctimas buenas y malas, convierte a la Memoria Histórica en una infamia. ¿Acaso no merecen también el reconocimiento democrático un sacerdote asesinado por su fe o un militante de la derecha por su ideología? Por desgracia, tras la cizaña política azuzada por el zapaterismo, hay mucha gente que piensa que no merecen ese reconocimiento. A menudo escucho que "esas" víctimas ya fueron dignificadas por el franquismo. Es cierto; pero de lo que aquí se trata (o debiera haberse tratado) es de dignificar desde la Democracia a todas las victimas. Para un demócrata, como somos la mayoría de españoles, los discursos, funerales de Estado, placas conmemorativas y panegíricos promovidos por Franco no tienen valor moral. Los españoles que realmente anhelamos la reconciliación hubiéramos deseado que los padres de la patria reconociesen la barbarie intrínseca de cualquier asesinato, desvinculándolo de sus razones políticas, y la tragedia de todas las victimas y de sus allegados. Hay un principio humanitario básico: una víctima es una víctima. Y esto me lleva a os principios de Imparcialidad y Justicia, que analizaré a continuación.
4. Doble moral. Una de las incoherencias éticas más llamativas de socialismo actual y sus organizaciones satélites es la facilidad con la que defienden unos valores en unas circunstancias y los ignoran en otras. La doble moral supone aplicar criterios de valoración moral con más rigor a un grupo (o individuo) que a otro. La doble moral viola el principio imparcialidad (según el cual los mismos criterios se aplican a todas las personas sin favoritismo). Por eso puede afirmarse que la doble moral es injusta y que el zapaterismo también. Un ejemplo palmario de doble moral es el beligerante anticlericalismo contra el catolicismo (disfrazado, como veíamos, de laicismo), pero no contra el Islam o sus imanes y ulemas. Sería lógico pensar que quien se muestra tan hostil ante el catolicismo por sus presuntos crímenes y discriminaciones varias (homosexuales, mujeres, etc), fuera igual de combativo contra otra de las grandes religiones monoteístas (que, para mayor inri, en suele imperar bajo regimenes teocráticos y dictatoriales). Sin embargo, no lo hacen. Doble moral.
5. Apropiación partidista de conceptos básicos de los Derechos Humanos, la Ética y la Democracia. Parece ser que todas las grandes virtudes éticas desde Aristóteles en adelante pertenecen a la izquierda en régimen de propiedad exclusiva y excluyente. A priori una persona de derechas no puede ser “solidaria”, ni “tolerante”, ni “justa”, ni “honesta”, ni “intelectual”. Debe demostrar esas virtudes básicas y pasar una reválida permanente ante el tribunal de un autodenominado “progresismo” que se legitima por el simple hecho calificarse de “progresista” (es muy interesante la reivindicación de “progresismo” que desde hace años realiza, sin complejos, el refrescante partido UPyD).
6. Patente de corso para ser incoherentes ante el silencio (en democracia, siempre cómplice) de una gran parte de la izquierda. La incoherencia en ética es el desajuste entre lo que "digo" y lo que "hago". Ante los continuos y sorprendentes cambio de rumbo de los gobiernos zapateriles uno no puede menos que recordar aquella famosa frase de Marx (Groucho): “¡Caballeros, quiero que tengan claro que estos son mis principios, y si no le gustan… tengo otros!”
Si “agitamos” (entiéndase el verbo en su espléndida polisemia) esos 6 ingredientes en la coctelera mediática con los 11 Principios de la Propaganda (Goebbels) ¡Voila! ya tenemos el cocktail Molotov social, que es lo que necesita un gobierno sin ideas y falsamente progresista para entretener a unos ciudadanos a los que considera súbditos.