Sheldon Adelson, uno de los hombres más ricos del mundo y presidente del emporio de casinos y complejos turísticos Las Vegas Sands, quiere reproducir su fórmula de hacer dinero en España. El proyecto español de Las Vegas Sands, que ya está presente con complejos similares en Estados Unidos, Macao y Singapur,
contempla la edificación de un macrocomplejo con cuatro hoteles de
lujo, 12.000 habitaciones en total. Habrá salas de cine, teatro y
reuniones; casino; centros comerciales; restaurantes, gimnasios,
piscinas y campos de golf.. El grupo sostiene que en 2025 el proyecto en España habrá generado 30.000 millones de euros; más de 260.000 puestos de trabajo y que atraerá a 11 millones de turistas. La compañía considera que atraerá especialmente a ciudadanos europeos, rusos y de Oriente Próximo.
¿Realmente nos interesa?
No cuestionaré las cifras económicas pues si políticos de diversas
comunidades autónomas andan peleándose por ver quien concede más
privilegios al magnate norteamericano, lo lógico es pensar que un Las
Vegas español debe de ser un negocio muy lucrativo. La Comunidad
Valenciana (concretamente Castellón y su abigarrado complejo lasvegasiano
“Marina D’Or”) acaba de unirse a esta competición concesionista para
atraer la mirada de Mr. Sheldon Adelson, el amigo americano. La ocasión
merece parafrasear a mí paisano Berlanga con un ¡Bienvenido Mr. Adelson!
Aunque
soy favorable a la iniciativa privada y a la creación de empresas,
confieso que éste tipo de negocio me resulta muy cuestionable desde el
punto de vista de su balance social. Desde hace muchos años defiendo la legitimidad de las empresas socialmente responsables. ¿Lo es este tipo de negocio que pretenden injertarnos?
Hay
una razón que me lleva a sospechar de su legitimidad desde el mismo
proceso negociador: La oferta por parte de nuestros representantes
políticos de “zonas francas”, en virtud de las cuales
podrán sortearse nuestras leyes. Será legal si así se legisla, pero no
me parece legítimo. Por ejemplo, me parece inaceptable transigir con aspectos legales y morales tan relevantes tales como:
1. Los menores podrán entrar en los casinos
2. Inobservancia de la “Ley del tabaco”,
una ley a la que, por cierto, siempre me he opuesto pero que una vez
aprobada debe ser acatada por todas las empresas, no solo por algunas.
Si la ley es absurda y paternalista, deróguese. pero deróguese para
todos, no solo para Mr. Adelson.
3. Exenciones fiscales
No en vano el sector del juego (de azar) es sistemáticamente excluido de todos los fondos éticos (no confundir con los "solidarios"). El juego no solo genera ludopatía
(muy a menudo entre quienes menos recursos tienen, pues perciben la
máquina tragaperras como un potencial salvavidas), sino que además suele
ir asociado a otras prácticas y consumos muy poco recomendables
(alcohol y prostitución) que, a su vez, atraen a las mafias de todo
tipo. Basta una mirada a los países de origen del turismo esperado, para
hacerse una idea aproximada del tipo de cliente que vamos atraer.
No se trata de moralina barata; simplemente creo que España debería destacar en I+D+I, el único sector realmente viable en el siglo XXI,
y focalizarnos a este tipo de negocio arcaico (aunque indudablemente
muy lucrativo) y tan alejado de nuestra cultura empresarial creo que es
un retroceso y a la larga nos pesara. Sus externalidades negativas son muchas y precisamente por ello, creo que no conviene a la mayoría de los españoles.
Creo
que procede terminar con la letra de la famosa canción consagrada por
Berlanga y cantada por Lolita Sevilla, Manolo Morán, Pepe Isbert y resto
de comparsa en su inmortal “Bienvenido Mr. Marshall” (1953).
“Los yanquis han venido,
olé salero, con mil regalos,
y a las niñas bonitas
van a obsequiarlas con aeroplanos,
con aeroplanos de chorro libre
que corta el aire,
y también rascacielos, bien conservaos
en frigidaire…
ESTRIBILLO
…Americanos,
vienen a España
guapos y sanos,
viva el tronío
de ese gran pueblo
con poderío,
olé Virginia,
y Michigan,
y viva Texas, que no está mal,
os recibimos
americanos con alegría,
olé mi madre,
olé mi suegra y
olé mi tía.
El Plan Marshall nos llega
del extranjero pa nuestro avío,
y con tantos parneses
va a echar buen pelo
Villar del Río.
Traerán divisas pá quien toree
mejor corría,
y medias y camisas
pá las mocitas más presumías”
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